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21 de noviembre de 2019

¿Quién es el Pueblo?


¿Quién es el Pueblo?


(Artículo sobre Nicaragua publicado en el 24/11/2019 en el diario La Prensa)


Alejandro Carrión Montoya, mi padre, falleció de cáncer en 1993 antes de llegar a los 70 años de edad. En su juventud fue secretario del Partido Conservador de Nicaragua, el que se contrastaba con la dictadura de Somoza García, y que ya no existe como tal.

Fue educado por los Jesuitas en Granada donde hizo amistades que le duraron toda la vida. Viajó después al sur de los Estados Unidos a estudiar derecho, facultad a la que se accede después de una carrera previa de cuatro años.  

Los suyos fueron siete años consecutivos de estudios y de vida en Luisiana en la época de la segregación racial. Luisiana era y es el único Estado en los Estados Unidos que tiene un sistema jurídico con similitudes con el de Nicaragua. Fue agredido en una calle en Nueva Orleáns con Alejandro Argüello, su gran amigo y compañero de estudios, por hablar en español. No prejuzgó, más bien fue un aliciente, y llegó a ser Co-Director de la Revista de Derecho de la Universidad de Luisiana. El primer latino.

Ya dejada la política activa, el 22 de enero de 1967 siendo yo menor de edad, se escucharon en el barrio los disparos desde la Roosevelt. Mi padre dijo “están masacrando al pueblo” y salió a la calle con un .38 para ir a defenderlo. Mi madre y yo nos colgamos de él para que no fuese. No entendí quién era el pueblo, o si valía la pena morir por ese concepto, pero comprendí que se trataba de salir de una dictadura dinástica, y que mi padre no hacía distinciones de origen social.

Años después dos de mis hermanos decidieron oponerse por las armas a la dictadura de los Somoza y mi padre los apoyó. Yo estaba en el exterior estudiando, en Luisiana casualmente, si no, quizás habría muerto aquí porque también soy contestatario, por aquello de tener genes celtas por parte de madre.

Desafortunadamente hemos caído en lo mismo desde la épica revolución sandinista contra la dictadura de los Somoza. Se sustituyó una familia por otra, y he seguido sin comprender quién es el pueblo. Pensé un tiempo que era la población de un territorio que conforma una nación, porque así lo dicen los estudiosos. Después se me ocurrió que eran los oprimidos por un sistema de producción económica según un tal Marx, que históricamente no pegó una. Luego pensé que serían los electores que votan libremente sin fraude para escoger a sus autoridades en una sociedad libre.

Pero el pueblo, según los progenitores y los descendientes pequeño burgueses de la familia paranoica en el poder, son sus policías, paramilitares, anti motines, francotiradores, fuerzas de choque, juventudes nazi, políticos oportunistas, militares vendidos, magistrados corruptos, diputados y sindicalistas sin escrúpulos, e infiltrados y espías a la cubana. ¿Es ése el pueblo? 





17 de octubre de 2016

Cosas Curiosas




COSAS CURIOSAS DE LA VIDA


Tiempo atrás, en una introducción de Francesco Gazzoni a su Manuale di Diritto Privato, en la 3ra. edición de 1992 (ya va por la 17) que adquirí en la Universidad La Sapienza de Roma en 1997 cuando vivía por allá, y que consta de 1,494 páginas --el libro, no mi vida, la que puedo relatar en muchísimas menos páginas-- se atrevió a expresar de una manera muy personal los criterios que lo habían motivado a escribir semejante obracuando ya autores italianos anteriores habían publicado tratados sobre la misma materia.






Y en la introducción de la obra justificó su interioridad frente a los que lo criticaron por expresarse con conceptos propios del orden emocional más que del intelectivo --en la introducción solamente y en referencia a una edición anterior--, y no le importó. Lo hizo con mucho orgullo y a mucha honra por el trabajo realizado, y le doy la razón. Es una obra excelente y de gran rigurosidad técnica para todo estudiante o profesional que desee tener el derecho privado italiano a la mano en un solo libro, es decir, para los que conocen ese idioma. Soy uno de ellos.

Y no es cualquier cosa esa cultura jurídica a pesar de la descomposición propia de las sociedades que se corrompen en el poder por el paso del tiempo y las circunstancias. Me refiero al Imperio de Roma, las consecuencias de su disolución y a la recuperación de la tradición del Derecho Romano siglos después en la Universidad de Bolonia

El asunto de la intimidad del autor de la obra mencionada vino a mi memoria cuando me correspondió responder una llamada desde la ciudad de Miami el Viernes 14 de Octubre recién pasado (2016), de alguien que solicitaba una opinión legal de nuestra oficina. Dijo que había conocido a mi padre en Managua en 1966 cuando él (el de la llamada) trabajaba para un banco global de los Estados Unidos, y que en su opinión mi padre era el mejor abogado que había conocido en el país. 

Le agradecí por supuesto desde lo profundo, y hablamos un tanto de esos tiempos antes del terremoto de Managua de finales de 1972 (yo tenía 20 años entonces y estudiaba derecho), así como del cáncer de mi padre que se lo llevó cumpliendo apenas 70 años de edad, cuando estaba pretendiendo regresar fuerte a la profesión después de la locura de la revolución nicaraguënse de 1979-1989.






Esta es una fotografía de mi padre, Alejandro Carrión Montoya, retomada rudimentariamente de otra de un tanto antes de entrar en el cáncer que lo consumió y que se lo llevó al cabo de tres años, en Febrero de 1993, cuando yo estaba cumpliendo 41. ¡Qué desperdicio!

Y fue así como en esa conversación telefónica referida me vinieron a la mente y a mis emociones tantas cosas lindas y profundas, y a mucho orgullo, y así se lo expresé al interlocutor, y a mucha honra, puesto que lo dicho sobre el autor identificado antes me recordó que yo soy en buena medida la obra de  mi padre.  Hoy esa persona de la llamada telefónica es Vicepresidente de la Miami International Office de Merril Lynch.

Salud a todos y les deseo lo mejor.

¡Cuánta falta me hace mi padre!

P.S.: Mi padre tenía sensibilidad social y política. Se opuso a la dictadura dinástica de la familia Somoza hasta su derrocamiento en 1979, y solo puedo imaginar qué podría decir de la otra dictadura dinástica, la de otra familia en nuestro país.