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9 de junio de 2019

La de Aquí no es Evita


La de Nicaragua no es Evita


(Escrito de opinión sobre Nicaragua)



Eva Duarte (Evita), una jovencita que llegó a Buenos Aires en 1935, sola, desde una provincia desfavorecida. Llegó a buscar fortuna con su carácter independiente, ambicioso y decidido; obligada a emigrar hacia la capital por la crisis económica de esos tiempos antes de la Segunda Guerra. Ir a Buenos Aires desde el interior en ese entonces era como viajar a Suiza o Inglaterra desde Managua.

Lo vio todo con su viva inteligencia, viniendo de antecedentes muy humildes, y supo con quién aliarse como pareja hasta contraer matrimonio. Fue con un militar de rango de apellido Perón, quien inicialmente fue Ministro del Trabajo antes de llegar a la presidencia. Ella sabía lo que hacía. Sabía que los militares eran el poder en esa época, y que Perón podía ser el vehículo apto para sus premuras de asistir a los suyos, por aquello de la simbiosis que desarrolló con Perón por los desfavorecidos. Perón venía igualmente de inmigrantes humildes, sin tener arraigo en la sociedad de Buenos Aires.

Ambos apelaron al sindicalismo, sabiendo que la política económica del país había sido volcada hacia la sustitución de importaciones, aumentándose internamente la fuerza laboral influida desde sus inicios por las corrientes ideológicas sindicales de origen italiano y español: el socialismo y el anarquismo. No se fueron al corporativismo fascista.

Evita falleció de cáncer en 1952, joven, bella, carismática y sin hijos, por lo que no tuvo algún interés dinástico. Fue embalsamada y expuesta al público que la reverenciaba, porque en sus discursos hablaba desde lo profundo sin referencias repetitivas a deidades ni a otras simplezas teosóficas desfasadas y sin sentido. Y jamás uniformó con camisetas a los que llegaban a la plaza, ni los obligó a llegar. Fue auténtica.

Evita renunció a ser candidata a la vicepresidencia

A Perón, aunque electo, le dieron el golpe de Estado lo militares de rango un tiempo después del fallecimiento de Evita por haber acumulado ambos demasiado poder; y le tuvieron tanto temor al cuerpo embalsamado de la fallecida, que lo enviaron al exilio a Milán en Italia, donde fue inhumado bajo un nombre ficticio hasta que fue regresado a Buenos Aires años después. Evita fue realmente reverenciada por el pueblo, y lo es todavía, por genuina, por carismática, por joven, por bella, por no haber tenido hijos que colocar, y por no haber reprimido ni enviado a asesinar a persona alguna para mantenerse en el poder con su esposo, aún sin haber sido vicepresidenta.

Aquí en nuestro país estamos frente al intento de golpe de estado más largo de la historia de Nicaragua, según una pareja de perturbados y sus acólitos. Y se auto amnistían sus crímenes con una ley contraria al derecho internacional de derechos humanos, que es derecho interno según una tal Constitución Política devaluada por ellos mismos.

Lo que Rosario juró al asumir la vicepresidencia 


Y esto es lo que ha hecho junto son su marido Daniel

La de aquí no es Evita. Cuando la de aquí se vaya con su marido, habrá júbilo en las calles.

Nota: Una versión con alguna que otra variante de la presente fue publicada en el diario La Prensa el 13 de junio del 2019.