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22 de junio de 2022

Jamás rezar ese Rosario

 

Jamás rezar ese Rosario

(Artículo de opinión publicado en La Prensa, Nicaragua, el 22/06/2022)

 

 “La diferencia es un principio esencial del pensamiento” (Ludwig Feuerbach).

Hay quienes no representan categorías absolutas del pensamiento, quizás con la salvedad de lo dicho en el título de este artículo.  El escepticismo filosófico llega después del bachillerato, puesto que desde una universidad autónoma, cuando se tiene acceso a ella, se entra en contacto con distintas corrientes del pensamiento.

Se ponen por tanto a un lado, al menos por un tiempo, antiguos conceptos provenientes del Cercano Oriente pregonados desde los púlpitos. La excepción son los textos sobre el respeto a la dignidad humana, y Ludwig Feuerbach, un alemán del siglo XIX, entre otros, dio a entender que no se requiere de Dios para intuir y respetar la dignidad del ser humano (“Dios no es más que el espíritu humano proyectado al infinito”).

 



Como hay los que dicen saber más sobre las categorías del pensamiento, a Feuerbach lo consideraron un humanista ateo, lo que eso signifique. Después se salta invariablemente a Carlos Marx y a su compañero de aventuras Federico Engels. Inicialmente parecían convincentes pero descalificaban a cualquier otro que no estuviese de acuerdo con sus razonamientos. Se opta así por la rebeldía individual después de leer a Hermann Hesse, otro alemán, afirmada con las lecturas de los existencialistas franceses. 

Los comunistas rusos (preindustriales) encasillaron el marxismo-leninismo como dogmas en los libros de la Editorial Moscú, que también se usaban en las escuelas en Cuba. Esa editorial desapareció con la caída y disgregación de la URSS porque la nomenclatura rusa no fue dialéctica, como no lo ha sido nomenclatura socialista alguna (de Milovan Djilas, La nueva clase). Espero que no se me mal interprete, fui simpatizante de la revolución sandinista, mea culpa, hasta que ya no, y fui despedido hace tres décadas y media para no volver. 

Hoy no se sabe que es el socialismo, menos donde una señora muy mayor de edad lo pretende todo con su sincretismo religioso. Su interés último es ser presidente por cualquier medio. Es una enfermedad atávica de culturas desfasadas a la William Walker. Es por eso que la señora espera suceder a su marido mantenido en pie con alguno que otro fármaco. Así podrá colmar su ambición enfermiza, al menos por una temporada, porque su marido no le ha soltado nada del poder real, el ejército y la policía. 

A ella, como advenediza, solo se le ha permitido entrometerse en los asuntos de un partido que ya no es, y en nombramientos y destituciones de funcionarios del sector público, jueces y magistrados corruptos, para seguir colocando incondicionales en su red política. Las fuerzas paramilitares al parecer ya fueron desarticuladas, al menos por ahora, para evitar la consolidación de otro cuerpo armado fuera de su administración. A la señora le quedarían el partido y sus derivados, los incondicionales nombrados por ella, y su descendencia, hasta que probablemente le pase lo de Isabel Perón.

Fue curioso para mi descubrir tiempo atrás, que textos de pensadores griegos y latinos clásicos fueron a parar a manos de pensadores musulmanes en la España medieval, quienes los tradujeron y los comentaron. Fueron estudiosos musulmanes los que rescataron para Europa esos textos manuscritos guardados con celo en sus bibliotecas.

Me refiero en particular a Aristóteles porque los pensadores musulmanes tenían mentes inquisitivas sobre la naturaleza.  Veían tanto hacia abajo (la tierra) como hacia arriba (los astros), siglos antes de que Galileo fuese obligado por la Santa Sede a retractarse y a callar, so pena de ser condenado por hereje por afirmar que el centro del sistema solar era el sol, no la Tierra, y que el sol tenía manchas, anatema de una creación pura. Aun así, Galileo, el genio, fue enviado a arresto domiciliar, falleciendo después callado en su encierro. (Mejor callado que quemado vivo).

 



Se entiende por tanto que después de la expulsión de musulmanes (y judíos) de la España reconquistada por los católicos, los pensadores europeos se fueron apropiando de los griegos y latinos en sus universidades, gracias a la imprenta de Gutenberg de mediados del siglo XV, otro alemán, lo que permitió la impresión de textos manuscritos copiados por monjes en los monasterios.  La Santa Sede fue así perdiendo el monopolio de lo que se podía pensar y creer, llegando también a perder el último vestigio de su poder temporal en el último tercio del siglo XIX, Roma. La Iglesia Católica sin embargo, con todos sus errores humanos, históricamente, como institución, contribuyó a la preservación de la llamada civilización occidental, la nuestra.

El idioma español igualmente tiene una carga histórica y cultural que va más allá de cualquier prejuicio, y está en constante cambio bajo la supervisión de la Academia Nicaragüense de la Lengua, la recién cerrada por órdenes de la que no quiere que hablemos libremente. Pero no habrá modo de que la señora pueda seguir reprimiendo la liberad del pensamiento y la expresión escrita cuando su marido ya no esté. Su sincretismo religioso es en extremo primitivo y no habla inglés ni francés como dicen que lo hace. Solo habla un monólogo cacofónico derivado del dialecto de Castilla, el que por cierto escribe muy mal.

He aquí el porqué del título de este artículo, y algunos que ya salieron huyendo al exterior le dicen a los que nos quedamos que seamos valientes. Dan risa.

(En homenaje al tío Jorge Carrión Montoya, el último de sus hermanos, Luis, Humberto y Alejandro mi padre. No dejó de ser él mismo. Falleció en Managua el 13 de junio de este año 2022. Siempre se burló de los dirigentes sandinistas. Perdió la hacienda que le heredó su padre, mi abuelo, por expropiación de la revolución sandinista para realizar un proyecto fallido. No perdió sin embargo el sentido del humor).