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16 de marzo de 2023

En contexto y entre líneas

 En contexto y entre líneas

(Publicado en el diario La Prensa de Nicaragua el 15 de marzo del 2023)

 

No sé por qué tuvieron que enviar a un lugar que frecuento a una pareja que se hizo pasar por esposos para confirmar mi identidad. Me encuentran en internet con cualquier buscador, fotografía incluida, o solo tienen que preguntar mi nombre sin tantos rodeos. Conozco sus técnicas y no me escondo. No tengo de qué preocuparme, ¿no es así?   

Soy el mismo que escribe en este diario con nombre y apellido, expresándome mientras siga estando libre. Escribo jugando con las palabras para no ser acusado de cometer delito alguno según las leyes represivas ordenadas desde arriba, aprobadas y ejecutadas desde abajo. Basta conocer el último informe del Grupo de Expertos en Derechos Humanos sobre Nicaragua, que ya le fue presentado al Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, es decir, al mundo entero, para comprender lo que digo entre líneas y en contexto. ¿Recuerdan el mito de la serpiente, llamada también Leviatán y Dragón en la Biblia? 

Hay algunos juristas que dicen que el reciente destierro y despojo de la nacionalidad de más de trecientos nicaragüenses (opositores) es un disparate jurídico. No lo creo. No es un disparate jurídico, es solo un disparate porque de jurídico no tiene nada, y le pido disculpas a todas las familias dolientes por sus muertos y a las familias de los encarcelados porque no han sido presos políticos, sino que prisioneros políticos encerrados en campos de concentración. 

Los cómplices del régimen, aquellos que no son ignaros, saben que ya perdieron, y no saben cómo deshacerse de semejante lacra o se van todos al Abismo. He ahí el origen de la paranoia de los malabaristas. “Aquel día castigará Yahveh con su espada a Leviatán, serpiente huidiza, a Leviatán, serpiente tortuosa…” (Isaías 27:1). Y  “vi a un ángel que bajaba del cielo y tenía en su mano la llave del Abismo y una gran cadena. El ángel dominó al Dragón, la serpiente, que es Satanás, y lo encadenó arrojándolo al Abismo donde lo encerró…” (Apocalipsis 20: 1-3).    

Si los asesinatos no sensibilizaron en su momento a las llamadas izquierdas democráticas latinoamericanas, el destierro y el despojo de la nacionalidad de los vivos ya hizo mella en esas izquierdas que ahora gobiernan. La irracionalidad de los que quieren mantenerse en el poder a cualquier costo para los nicaragüenses, es una enfermedad que solo acelera su agonía. Los voceros aparecen vacilantes en sus medios televisivos, pretendiendo justificar lo injustificable ante los amaestrados. ¿Quién les cree? Solo los ignaros. 

Este es el ciclo actual de nuestra historia política: tomo el poder, reprimo y envío a prisión o al exilio a los opositores que representan una amenaza, los deprivo de la nacionalidad y de sus derechos civiles y políticos, confisco sus bienes, cancelo la personalidad jurídica de los partidos y organismos que promueven la libertad, cierro todo espacio de comunicación independiente e instituciones privadas de estudios superiores, culpo de todos los males a un tal imperialismo pero hago alianzas con otros imperialismos a los que llamo amigos; y aparecen así las conspiraciones desde el exterior, y de vuelta a empezar. 

Alegre según la dialéctica hegeliana, porque en algún momento de las contradicciones se va llegando a un resultado superior de la razón y del Estado. Pero esa dialéctica de las ideas fue adaptada para los alemanes en la academia desde ciertos pensadores griegos y sus sucesores. Nosotros por otro lado, somos híbridos, es decir raros, pero podemos superarnos y ser la solución de nosotros mismos con un vuelco dialéctico (realista) hacia un futuro de libertad y justicia, evitando así la ruta hacia el nazismo y la secesión de los costeños.   

Lo anterior será un tanto difícil porque somos filosóficamente impúberes y hay rencores, desconfianza, protagonismos, oportunismo y quizás odio; por lo que aquellos que ahora pretenden ser lo contrario de lo que fueron antes de 1990 deberán apartarse, aunque sean sinceros. Igual deberán apartarse los contrarios en la guerra de aquellos tiempos. Mejor es que sean solo analistas, críticos, asesores y apoyo externo de otros sin pretender liderazgo, o no va a haber sustitución funcional de gobierno alguno, solo pleitos como siempre. Ya llegará el día de reivindicarse después de la reencarnación (la justicia imparcial), y aquí me incluyo personalmente, porque aunque renuncié a todo contacto con el gobierno a mediados de 1988, sigo estando estigmatizado.   

El nuevo amanecer llegará aunque no sea al día siguiente, porque no interpretamos nuestra propia dialéctica social. Como dice aquella canción mexicana: Si nos dejan nos vamos a vivir a un mundo nuevo. Allá podremos ver el nuevo amanecer de un nuevo día. Pienso que tú y yo podemos ser felices todavía". Es por tanto imperativo romper el ciclo del eterno retorno al fracaso político, lo que se logra en los laboratorios de ingeniería social, es decir en nosotros mismos. Pero esto es otra materia. Por ahora me quedo con la canción.

Ahora vamos a los imperialismos. ¿Usted puede imaginar un debate con los detractores nacionales de los imperialismos yanqui y europeos? Para esos detractores hay imperialismos buenos e imperialismos malos. España es uno de los malos, la fundadora de San Agustín en Florida (1565), la primera y más antigua ciudad en los Estados Unidos de América, como osaron nombrarse los yanquis independentistas después de la guerra de liberación contra Inglaterra en el siglo XVIII. Curiosamente, hoy los latinoamericanos consideran al Estado de Florida como una meca en su peregrinaje hacia tierras no prometidas por Yahvé, y menos por Alá. Pero ahí están y para allá siguen yendo. 





Inútil sería ampliar sobre el Imperio yanqui y el Imperio español, que ahora es una comunidad de regiones autónomas de distinta índole e historia compartida. Son una amalgama de íberos, celtas, fenicios, vascos, hebreos, romanos, visigodos, árabes, bereberes y gitanos. ¿De dónde viene por tanto la España socialista democrática actual? De unos tales reinantes visionarios del siglo XV; y fue el primer país en ofrecerle la nacionalidad a los desterrados y desnacionalizados de por aquí en el siglo XXI, acogidos inicial y generosamente por el Imperio yanqui. Sobre los imperialismos en específico, será en otra entrega, si nos dejan.