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19 de mayo de 2021

Capitalismo, comunismo y el arte de engañar


 Capitalismo, comunismo y el arte de engañar

(Artículo sobre Nicaragua publicado en el diario La Prensa el 18/05/2021)


"De aquel amor nada nos libra / Nada más queda / Y no te enviaré cenizas de rosas."  (Gustavo Cerati).

Total que la tal unidad política opositora para las próximas elecciones de noviembre no resultó, a pesar de los llamados de tantas voces sensatas.

Hicieron caso omiso de ellas, y cada agrupación se atrincheró en sus respectivos cuarteles como si se tratara de una guerra.

Adversarios son, no enemigos. El enemigo común es el régimen homicida. Pero no pudieron asimilar ese simple aserto porque son los mismos políticos tarados de siempre. Esos a los que un sabio se refirió en 1979, hablando del FSLN y del entusiasmo generalizado por el triunfo contra la dictadura de entonces: "No se entusiasmen demasiado muchachos porque somos los mismos." 

Tuvo razón y la sigue teniendo aunque falleció décadas atrás. Mejor así. No presenció el lamentable espectáculo de los que hoy "somos los mismos", porque no ha habido evolución política alguna, solo un atasco en un pantano de aguas putrefactas. 

Las agrupaciones aparecían en la tele con sus estados mayores insistiendo en la unidad frente a nosotros, los electores, mientras se jugaban triquiñuelas entre ellos por cuotas de poder, descalificándose los unos a los otros, pretendiendo lograr influencias mediáticas para mejorar sus posiciones.

Solo hicieron el ridículo. Jamás hubo intención de negociar por intereses nacionales. Cada quien quería el pastel y las candelas, y se sembraron en su estupidez hasta que echaron raíces.  Ahí están ahora como buenos tarados que son, culpándose los unos a los otros, teniendo todos el mismo anillo excretor.



Caricatura de PX Molina 


No se trató de capitalismo ni de comunismo, en fin de cuentas esos fenómenos ideológicos están desfasados en todo el mundo. Lo que hoy existe es el populismo, que no tienen ideología específica alguna. Es oportunismo puro y duro, alimentado por la exacerbación de los temores e incertidumbres sociales, con la magia de la presdigitación y el engaño. 

Así comenzó el ascenso del fascismo en Italia al poder dictatorial, y así terminó después de la Segunda Guerra. No fue fácil allá deshacerse de las rémoras del fascismo versus el comunismo (y la Resistencia), hasta que surgió la Democracia Cristiana (DC), el centro apoyado por el Vaticano y los Estados Unidos victoriosos, para contener al Partido Comunista, el más grande (y después democrático) en la Europa Occidental. Eventualmente la DC se corrompió hasta la médula y corrompió el sistema político.

Esos partidos se disolvieron en la década pasada de los noventa, junto con el Partido Socialista, por el colapso de la URSS y del bloque soviético, surgiendo el populismo de Forza Italia de Silvio Berlusconi, el magnate que participó en la corrupción anterior pero se fue en contra de todos los partidos remanentes y recompuestos. Oportunidad le llaman los empresarios, oportunismo le llaman otros.

Berlusconi ya está fuera de la ecuación porque ya no puede tolerar otra cirugía plástica de la cara, se quedaría sin ella, y ya no puede con las jovencitas. Pero surgió ese otro movimiento populista llamado Cinco Estrellas, al que ya se le han caído cuatro y media.

En pocas palabras, si alguno considera que Italia es un país políticamente inestable sin dictadura, no solo se equivoca, sino que no logra comprender su historia. Allá hay protestas masivas por inconformidades con ciertas políticas públicas, pero no salen a la calle las fuerzas del orden a matar ciudadanos.

No, aquí no es asunto de capitalismo versus comunismo. Eso ya quedó en el basurero de la historia. Aquí se trata de la imposición de agendas, y en esto concuerdo con quienes afirman que hay una tendencia de algunos multibillonarios (occidentales u occidentalizados) que nos quieren globalizar, haciendo desparecer todo vestigio de frontera cultural, y así seguir haciendo sus negocios.

No importa si se es hombre, mujer, otra cosa, lo que sea. Lo importante es que todos seamos consumidores, y hay quienes caen en ese jueguito, creyendo que se trata de la libertad individual.

"He tratado casi todo para convencerte, mientras el mundo se derrumba todo." (Chayanne).

5 de mayo de 2021

El poder seduce mientras dura

 

El poder seduce mientras dura

(Artículo publicado en el diario La Prensa de Nicaragua el 4/04/2021)


“Me verás volar por la ciudad de la furia / En sus caras veo el temor / Ya no hay fábulas”. (Gustavo Cerati - Soda Estéreo).

Paul Oquist (Paul el Ojo de Horus en historietas anteriores), pasó a otro plano de vida, llevándose consigo a su esposa con su mismo virus, el omitido por Rosario y su marido, porque nada funesto puede venir del Partido Comunista Chino, que niega el origen de la pandemia.

Paul estuvo en mi apartamento en Roma décadas atrás. Conversamos un buen rato siendo yo un novel y entusiasta diplomático de Nicaragua. Él andaba en no recuerdo qué misión de la Junta de Gobierno, pero sí lo recuerdo como a una persona sensata y coherente, hablando en su español con acento gringo. Nunca lo volví a encontrar con posterioridad, ni imaginé que algún día, después de abril del 2018, se revelaría como un uomo ottuso del régimen, pregonando en el exterior el inexistente intento de golpe de estado, justificando la masacre de los manifestantes.

Fue quizás por frustración que asumió esa actitud. La revolución que se auguraba en los Estados Unidos desde la Universidad de Berkeley, donde estudió, no se produjo, pero sí se trasladó a Nicaragua en 1979 a vivir la revolución de aquí. Esa revolución que Paul nunca consideró malograda, porque la culpa fue siempre del imperialismo yanqui (esas fuerzas “cósmicas” que Rosario pretende contrarrestar con sus ritos, símbolos y letanías).

Paul falleció a tiempo antes del implícito segundo derrumbe del régimen Ortega, porque ya no hubiera podido ser consultor del PNUD por su avanzada edad, ni hubiera tenido una jubilación esplendorosa en Nicaragua. Simplemente habría fallecido, frustrado nuevamente, culpando a los de siempre del fracaso de la utopía.

Otros como Paul (esta vez el uomo opportunista), se han tragado fábulas pretendiendo que seres sin escrúpulos –como ellos mismos– obliguen a la realidad a alinearse con la fantasía. No interesan los medios, importa solo el ejercicio indiscriminado del poder. Quien se rebela debe ser reprimido; solo hay espacio para quienes se doblegan o se venden. Paul nunca vio la descomposición del régimen, ése al que le caerá el diluvio que lo anegará.




A Rafael Solís lo conozco desde el bachillerato. Lo cursamos juntos en el Colegio Centro América con otros que después fueron compañeros en la lucha contra la dictadura de Somoza. Igual cursamos los estudios de derecho en la Universidad Centroamericana. No puedo decir sin embargo que alguna vez fuimos amigos de fin de semana, como lo fui con otros compañeros de aula, pero sí un amigo.

Estando yo en Nueva Orleans en la Universidad de Tulane, llegó Rafael a mi apartamento un tanto después del asesinato de Pedro Joaquín Chamorro. Me localizó por teléfono. Fue fácil porque estaba en el directorio telefónico y él sabía que yo estaba por ahí. Creo que tenía a algún pariente en la ciudad con quien se estaba hospedando, aunque no estoy cierto del porqué andaba por allá. Sí recuerdo que dijo que ya se había decidido por la opción militar propia para derrocar a la dictadura, y eso se le dice solo a personas en quienes se confía. No fue por tanto un alarde, fue sincero.

La complicidad de Rafael con el enraizamiento del régimen actual en el poder se conoce públicamente, pero a diferencia de Paul Oquist (que fue sancionado por los Estados Unidos), Rafael vuelve a denunciar a Daniel y Rosario desde San José, donde ahora reside, buscando y aprovechando las cámaras de abril. ¿Por qué, si ya había evadido las sanciones con su denuncia pública y renuncia al régimen en enero del 2019? O ¿por qué tardó tanto realmente en renunciar después de las masacres del 2018?

Cada quien tiene un hoyo negro en lo profundo de sí mismo. Ése que no se revela a no ser que sea extraído con fórceps por algún interlocutor entendido. Eso no sucedió con Rafael en San José. Dijo la suyo y a su manera. Los periodistas no se acercaron ni por un instante al hoyo negro en su alma, el de la entonces complicidad con el régimen y el imposible retorno a la inocencia, o quizás el de la enésima conspiración desde Costa Rica –solitaria o no– para reivindicarse.

Quizás le haya revelado el secreto a su pareja, si aún la tiene: “Lo que te conté mientras te hacías la dormida”. (Xabier Beldarrain - La Oreja de Van Gogh). Rafael, el amigo, está en tierra de nadie.