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5 de mayo de 2021

El poder seduce mientras dura

 

El poder seduce mientras dura

(Artículo publicado en el diario La Prensa de Nicaragua el 4/04/2021)


“Me verás volar por la ciudad de la furia / En sus caras veo el temor / Ya no hay fábulas”. (Gustavo Cerati - Soda Estéreo).

Paul Oquist (Paul el Ojo de Horus en historietas anteriores), pasó a otro plano de vida, llevándose consigo a su esposa con su mismo virus, el omitido por Rosario y su marido, porque nada funesto puede venir del Partido Comunista Chino, que niega el origen de la pandemia.

Paul estuvo en mi apartamento en Roma décadas atrás. Conversamos un buen rato siendo yo un novel y entusiasta diplomático de Nicaragua. Él andaba en no recuerdo qué misión de la Junta de Gobierno, pero sí lo recuerdo como a una persona sensata y coherente, hablando en su español con acento gringo. Nunca lo volví a encontrar con posterioridad, ni imaginé que algún día, después de abril del 2018, se revelaría como un uomo ottuso del régimen, pregonando en el exterior el inexistente intento de golpe de estado, justificando la masacre de los manifestantes.

Fue quizás por frustración que asumió esa actitud. La revolución que se auguraba en los Estados Unidos desde la Universidad de Berkeley, donde estudió, no se produjo, pero sí se trasladó a Nicaragua en 1979 a vivir la revolución de aquí. Esa revolución que Paul nunca consideró malograda, porque la culpa fue siempre del imperialismo yanqui (esas fuerzas “cósmicas” que Rosario pretende contrarrestar con sus ritos, símbolos y letanías).

Paul falleció a tiempo antes del implícito segundo derrumbe del régimen Ortega, porque ya no hubiera podido ser consultor del PNUD por su avanzada edad, ni hubiera tenido una jubilación esplendorosa en Nicaragua. Simplemente habría fallecido, frustrado nuevamente, culpando a los de siempre del fracaso de la utopía.

Otros como Paul (esta vez el uomo opportunista), se han tragado fábulas pretendiendo que seres sin escrúpulos –como ellos mismos– obliguen a la realidad a alinearse con la fantasía. No interesan los medios, importa solo el ejercicio indiscriminado del poder. Quien se rebela debe ser reprimido; solo hay espacio para quienes se doblegan o se venden. Paul nunca vio la descomposición del régimen, ése al que le caerá el diluvio que lo anegará.




A Rafael Solís lo conozco desde el bachillerato. Lo cursamos juntos en el Colegio Centro América con otros que después fueron compañeros en la lucha contra la dictadura de Somoza. Igual cursamos los estudios de derecho en la Universidad Centroamericana. No puedo decir sin embargo que alguna vez fuimos amigos de fin de semana, como lo fui con otros compañeros de aula, pero sí un amigo.

Estando yo en Nueva Orleans en la Universidad de Tulane, llegó Rafael a mi apartamento un tanto después del asesinato de Pedro Joaquín Chamorro. Me localizó por teléfono. Fue fácil porque estaba en el directorio telefónico y él sabía que yo estaba por ahí. Creo que tenía a algún pariente en la ciudad con quien se estaba hospedando, aunque no estoy cierto del porqué andaba por allá. Sí recuerdo que dijo que ya se había decidido por la opción militar propia para derrocar a la dictadura, y eso se le dice solo a personas en quienes se confía. No fue por tanto un alarde, fue sincero.

La complicidad de Rafael con el enraizamiento del régimen actual en el poder se conoce públicamente, pero a diferencia de Paul Oquist (que fue sancionado por los Estados Unidos), Rafael vuelve a denunciar a Daniel y Rosario desde San José, donde ahora reside, buscando y aprovechando las cámaras de abril. ¿Por qué, si ya había evadido las sanciones con su denuncia pública y renuncia al régimen en enero del 2019? O ¿por qué tardó tanto realmente en renunciar después de las masacres del 2018?

Cada quien tiene un hoyo negro en lo profundo de sí mismo. Ése que no se revela a no ser que sea extraído con fórceps por algún interlocutor entendido. Eso no sucedió con Rafael en San José. Dijo la suyo y a su manera. Los periodistas no se acercaron ni por un instante al hoyo negro en su alma, el de la entonces complicidad con el régimen y el imposible retorno a la inocencia, o quizás el de la enésima conspiración desde Costa Rica –solitaria o no– para reivindicarse.

Quizás le haya revelado el secreto a su pareja, si aún la tiene: “Lo que te conté mientras te hacías la dormida”. (Xabier Beldarrain - La Oreja de Van Gogh). Rafael, el amigo, está en tierra de nadie.