Si el Nazareno llegase a la Asamblea Nacional
(Artículo sobre
Nicaragua publicado el 3/03/2020 en el diario La Prensa)
Si Jesús de Galilea, el Nazareno, fuese hoy a
la Asamblea Nacional ¿qué le diría a los diputados donde se invoca el nombre de
su papá? Olvídense de Sandino por ahora, teósofo, liberal y anticomunista.
Según textos en griego del siglo primero de
nuestra era que provienen del arameo oral de la región, después de su ejecución,
el recién resucitado Jesús se le apareció a una mujer seguidora de sus
enseñanzas. Ella lo reconoció y le creyó, y de prisa fue a decirlo a los varones
del círculo, que por temor a represalias, persecución, cárcel y muerte, estaban
reunidos en clandestinidad. No se percató que ella sería desplazada por ser mujer.
Los discípulos no habían frecuentado la escuela de los colores pasteles, ni
habían sido iluminados por la luz de la señora de los anillos, la del 50% en
virtud de una hija entregada.
Imaginen entonces a Jesús en vida en lo que
quedaba del Templo de Salomón –el primer templo– destruido por los babilonios
en el siglo sexto antes de nuestra era, reconstruido por Herodes el Grande –el
segundo templo–, destruido nuevamente por los romanos en el año setenta de
nuestra era. En el momento del Jesús de los restos del primer templo (metáfora), estaba
ocupado por cambistas, prestamistas y vendedores de ilusiones, los de las aves
para el ritual de expiación de los pecados y otros animales de sacrificio. No
recuerdo bien.
Imaginen ahora a la Asamblea Nacional, una de
las sucursales del falso templo local después de su derrumbe por voluntad de los
que también rechazamos la esclavitud, la
que nos pretende imponer la pareja de falsos profetas con sus legiones de
guardianes reclutados en el interior, adiestrados para odiarnos, a modo de los de la
EEBI.
Resultó sin embargo que Jesús no estaba interesado más que en la
salvación de las tentaciones del poder terrenal, y en la construcción de una
sociedad mejor y justa. ¿Dónde? Ni idea, pero dicen que dijo que los que no llegasen a ella irían eternamente a la gehena.
Los que no son ladrones en la cueva de la Asamblea, renuncien a la misma, ahora. O como buenos creyentes en el dinero y los privilegios del poder, quédense. Siempre hay hipócritas y oportunistas, y no solo es esa cueva. Hay otros que quieren entrar.
Los que no son ladrones en la cueva de la Asamblea, renuncien a la misma, ahora. O como buenos creyentes en el dinero y los privilegios del poder, quédense. Siempre hay hipócritas y oportunistas, y no solo es esa cueva. Hay otros que quieren entrar.