Del Imperio ruso a la Revolución de Octubre
“El mejor monumento a las víctimas es la ausencia de monumentos a
sus verdugos.” (Anónimo).
En el artículo anterior (La Prensa del 10 de septiembre) me referí a los orígenes del Imperio ruso en clave del Rus de Kiev, y por tanto de Ucrania. Resumiendo, el escandinavo Rúrik, por acuerdo entre tribus eslavas rivales en el noreste de la Rusia actual, comenzó su gobierno en Nóvgorod, que después trasladó a Kiev por conquista, iniciando lo que llegaría a ser el primer gran reinado eslavo oriental (892-1242), que se extendió desde el Mar Báltico en el norte hasta el Mar Negro en el sur. Su sucesor Oleg fundó una dinastía que reinó tanto en principados del Rus de Kiev como posteriormente en el Principado de Moscú. “He aquí los relatos de los años pasados. De dónde salió la Tierra Rusa. Quién en Kiev empezó primero a reinar y de dónde la Tierra Rusa llegó a ser”. (La Crónica de Néstor. Reconstrucción de la crónica primaria del rus, basada en un manuscrito del 1113).
Fue Pedro I el Grande quien fundó el imperio ruso en el año 1721 después de haber conquistado la salida al Mar Báltico cuando derrotó a Suecia, y después de haber fundado San Petersburgo como nueva capital de Rusia para acercarse a Europa y modernizar su imperio. Posteriormente Catalina II la Grande (1762-1796), se deshizo de su marido el zar Pedro III para continuar las políticas reformistas de Pedro I, siguiendo así la tradición de Iván IV el Terrible de asesinar (envenenar) a sus rivales, tradición que continúa hasta la fecha. En latitudes más cercanas los opositores son eliminados a punta de bala, de encarcelamiento o de destierro.
Entre 1772 y 1795 Catalina II se repartió la totalidad de los territorios de la Mancomunidad Lituano-Polaca con Prusia y Austria. El Imperio austrohúngaro se quedó con una parte del oeste del Principado de Kiev (Ucrania) que antes administraba Polonia, lo que es de gran importancia como veremos en otra ocasión. En 1790 Catalina venció a los turcos otomanos logrando la salida al Mar Negro (y al Mar Mediterráneo), acercándose más a Europa y aumentando el comercio marítimo. Para entonces Rusia era la potencia hegemónica del este de Europa y los sucesores de Catalina continuaron la expansión del imperio.
Durante el siglo XIX los zares rusos se apropiaron de Finlandia, Moldavia y del resto de Ucrania por el reparto de Europa después de la derrota de Napoleón en 1815; de territorios del Imperio otomano; del Cáucaso persa; de la totalidad de Siberia y Alaska; de los kanatos túrquicos de Asia Central derivados del Imperio mongol (adelantándose al Imperio Británico que avanzaba desde el sur); y de grandes extensiones de tierra en el noreste de un Imperio chino debilitado, para entre otras cosas establecer puertos en el Lejano Oriente. Los japoneses pararon la expansión rusa en el oriente en 1905, comenzando así Japón su propio ascenso imperial.
Para esas fechas Rusia era el mayor imperio del mundo y había logrado algún grado de industrialización, incluyendo la industria de armamentos y naves de guerra. Rusia adoptaba gradualmente el capitalismo como sistema económico frente al feudalismo, pero sin dejar de ser políticamente autocrática. El año 1905 significó el inicio del fin del Imperio ruso. Centenares de los miles de manifestantes que pedían reformas económicas, sociales y políticas ante el Palacio de Invierno en San Petersburgo después de perder la guerra contra Japón, fueron brutalmente masacrados y perseguidos por la guardia imperial.
El descontento, las protestas y las exigencias populares continuaron hasta que el zar Nicolás II cedió y proclamó la libertad de asociación, de formación de partidos políticos, y convocó a elecciones para una asamblea nacional (Duma), por el horror que le había causado la carnicería perpetrada por las fuerzas represivas. El resultado fue la constitución de 1906 que instituyó una débil e imperfecta monarquía constitucional con el zar, apoyado por la nobleza terrateniente, conservando ciertos poderes autocráticos y la jefatura de las fuerzas armadas.
En 1914 Rusia entró a la Primera Guerra Mundial al lado de Francia y Gran Bretaña (a las que se unieron Serbia, Italia, Grecia, Portugal, Rumania y los Estados Unidos), contra Alemania y Austria-Hungría (a las que se unieron el Imperio otomano y Bulgaria). El desastroso desempeño de las tropas rusas contra los alemanes por la incompetencia de sus comandantes, y la del zar, creó un gran malestar entre las filas castrenses y entre la población civil por las penurias y la pobreza causadas por la guerra. En 1916 inició una huelga general en San Petersburgo. El zar pretendió obligar a los obreros a regresar al trabajo recurriendo al ejército, que se rehusó a reprimir a los trabajadores y los defendió de la policía.
El total desprestigio del zarismo favoreció la unión de la oposición burguesa y obrera contra el régimen. El conflicto sirvió en particular para organizar los soviets (consejos de obreros) y dar un mayor relieve a los bolcheviques en los acontecimientos que seguirían. La monarquía del zar Nicolás II por otro lado, estaba en manos de su esposa y de su consejero, el monje Rasputín.
En febrero de 1917
hubo estallidos sociales espontáneos en distintas ciudades, en especial en San
Petersburgo y Moscú, y un gran levantamiento popular en marzo obligó al zar a
abdicar. El Gobierno
Provisional que siguió, integrado por liberales y socialistas
moderados asumió la dirección del Estado, intentando gobernar desde
premisas políticamente moderadas para hacer de Rusia un país democrático al estilo occidental, pero
pretendió continuar con la guerra. En abril de ese mismo año Lenin pactó con
los alemanes su regreso a Rusia desde Suiza, a cambio de poner fin a la guerra,
para liberar al ejército alemán del frente oriental. En
octubre el golpe de Estado de
los bolcheviques al Gobierno Provisional haría de Rusia
el primer Estado socialista del siglo XX. El
Imperio ruso como se había conocido entre 1721 y 1905 había dejado de existir.
De sus escombros surgiría la URSS.
P.S.: Vladimír Solovyov, presentador de un programa en la televisión estatal rusa, propuso la creación de una coalición internacional que incluya a combatientes de Nicaragua, Cuba y Venezuela para participar de los ataques que ejecuta el régimen de Vladimir Putin en contra de Ucrania tras la invasión realizada a inicios de este año. Solovyov planteó que los soldados provenientes de estos países se instalen en la región de Donetsk ocupada por militares rusos. (Reportado por el medio Nicaragua Investiga).