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24 de noviembre de 2024

Lo que dice el yo, el sujeto


Lo que dice el yo, el sujeto

(Publicado originalmente en el diario digital de Nicaragua La Prensa)

 

Me dirijo a usted, paciente lector, para seguir la saga de estos cuentos. Siendo sin embargo compulsivo, debo abstenerme de hacer llamadas telefónicas a ciertas personas porque me regañan. Es una lástima, pero menos mal que no soy paranoico, o al menos así me han expresado los médicos consultados; y no se me ocurre abrir Las puertas de la percepción, puesto que podrían cerrarse detrás de mi sin opción al regreso.

Creo recordar, por dónde vengo en la saga, que Kant el alemán del siglo XVIII, propuso su propio concepto del conocimiento. Según él, ya desfasado por supuesto, no podemos conocer la realidad en sí misma, sino solo cómo se nos aparece a través de nuestras percepciones y categorías mentales (el fenómeno). Nuestra mente estructura la experiencia sensorial mediante conceptos a priori como el espacio y el tiempo, lo que significa que la realidad que conocemos es una construcción de nuestro intelecto. Esta perspectiva, conocida como idealismo trascendental, sugiere que aunque interactuamos con el mundo, siempre lo hacemos a través de un filtro cognitivo. (No tengo idea de donde saqué esto).

Kant se refirió después a la razón práctica, al comportamiento moral (la ética) como un imperativo categórico, y pretendió universalizarlo. Claro que para él el mundo era Prusia. No conoció más que eso sino por medio de la literatura. De ahí su ignorancia de otras culturas lejanas. Ignoro si administraba otros idiomas como el inglés imperialista o si solo el alto alemán, también imperialista, o si el latín, el español, el portugués, el griego, el chino mandarín, el japonés o el ruso o el árabe o el persa, otros idiomas imperialistas. Kant se refirió a lo que se debe hacer (el deber ser), Carl Jung a lo que se quiere hacer. Tremenda diferencia. Esto de Jung se lo debo a un amigo que me sugirió leerlo. Qué enredo.

Hegel, Marx y Engels, por otro lado, se fueron por el absurdo de una cierta dialéctica, que no significa necesariamente el avance del logos (la razón), o de una sociedad hacia un estadio superior de las condiciones de vida, al contrario. Véase hacia adentro, estimado lector, y hacia afuera, hacia la sociedad, y en particular hacia la sociedad política para comprender. El materialismo histórico ha sido y es solo bullshit. En palabras pocas, el materialismo histórico no es cool como está ampliamente demostrado por la experiencia de la humanidad. La revolución francesa sí fue producto de una muy intensa y violenta lucha de clases, no de religiones; la rusa fue un golpe de Estado, y la cubana y la nica una verdadera cloaca vistas de manera retrospectiva. ¿Entonces? No más franceses arrogantes a la De Gaulle ni más megalómanos a la Fidel y sus sucedáneos. A De Gaulle le salvaron el trasero los británicos y los Estados Unidos de América frente a la Alemania nazi, y Fidel el cubano no quiso que le salvaran el suyo frente su propia estupidez y megalomanía, que es lo mismo. Hoy Cuba, Nicaragua y Venezuela pagan las consecuencias, y las cúpulas pretende seguir con sus acciones desestabilizadoras en la región sin darse por enteradas. Ya no se les cree nada, pretendiendo seguir imponiendo su propio absurdo.

Si Marx se fue por la estatización de los medios de producción para incidir en las relaciones sociales hacia la redención de la humanidad, ¿qué diferencia ha habido como meta frente a las utopías religiosas? Ninguna. En el Antiguo Testamento se habla de una salvación colectiva si los creyentes preservan las doctrinas emanadas de los llamados profetas. Pero sabemos que esto no ha sido así, por lo que en el Nuevo Testamento se habla de una redención individual, más asimilable para los comunes mortales. En ciertos casos de la historia han aparecido falsos profetas y falsos mesías socialistas, cristianos y solidarios (esquizofrénicos), seguidos por los rastreros sin opción a su propia renovación y redención.

Si alguien desea contrastar estos te los cuento, bienvenido sea si es sincero, si no, adiós. Estas expresiones propias son el producto de la vida de un tal Jekyll y Hyde, que no es cualquier cosa. Y no, no es desdoblamiento de la personalidad, solo un vecino incómodo (Hyde). Es por esto que no se me ocurre abrir Las puertas de la percepción, de Huxley. No me interesaría en absoluto quedarme como Hyde el tiempo que me falta para irme de este mundo. A veces se es apolíneo y otras veces dionisíaco, pero ser esto último de manera permanente es desgastante para el ser.

Sócrates, el ateniense, considerado históricamente una persona íntegra y contestataria frente al poder, cuando se le propuso el destierro o la muerte, prefirió la muerte por coherencia con sus principios de verdad, virtud y justicia, como ciertos obispos del barrio que prefirieron la cárcel. Otros héroes han sido enviados al destierro, contra su voluntad por supuesto, para algún día regresar a la tierra prometida a los ancestros.

Hasta aquí llego por ahora atribulado lector, para hacer la saga más interesante para quienes la siguen. Dicen los que saben que Carl Jung se contrastó con Sigmund Freud, así como Camus con Sartre y Gramsci con Marx. Ah, esperad para saber. Vamos a divertirnos.

¿Recuerda usted, señora, que en aquellos tiempos de juventud le propuse que creciéramos y nos desarrolláramos juntos en igualdad de condiciones? ¿Y qué pasó? Responda ahora y regrese a sus hijos, no los cambie por un viejito tonto que está más de allá que de aquí.   

P.S.: Espero que se entienda este cuento. Sé que la saga personal continúa, referida a un pequeño país de procedencia, en un contexto universal.  


 

29 de julio de 2024

Sobre el cuento anterior

 

 

Sobre el cuento anterior

(Publicado en le diario digital La Prensa de Nicaragua)

 

“La construcción de la condición humanan es una escogencia libre, sin excusas ni ayudas. De ahí que si queremos hablar de naturaleza humanan, ésa no es otra cosa que la propia libertad con la que el hombre construye y destruye constantemente los referentes de su existencia”. (Sartre). 

Para aquellos lectores que aún recuerdan, al menos en parte el cuento anterior, confirmo que fue escrito para aquellos que llevan mi expediente, con la extra finalidad de que de una vez por todas entiendan que ni el suscrito ni miembro alguno de mi familia constituye un peligro para nadie. Si Dios existe, que me salve, nadie más podría hacerlo porque existimos dentro de los confines de nosotros mismos. No hay más que eso. Recuerdo bien, décadas atrás, cuando en la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales en 1970, un profesor se refirió a un pensador español que había escrito que él era él y sus circunstancias, quedé atónito a mis 18 años de edad. Hasta entonces en los colegios católicos se nos había hablado de distintos asuntos teleológicos y escatológicos, repetidos en los púlpitos de las iglesias hasta la saciedad. 

Menos mal que después de tantos decenios y avatares propios, tres de aquellos tiempos nos hemos reencontrado para reírnos de nosotros mismos. Nos hemos buscado para regresar a la inocencia de entonces, pero no solo. Y hace pocos días comprendí la fragilidad de mi cuerpo. Antes fue la lesión del nervio femoral izquierdo y sufrí. Luego un flu que me postró más de 10 días por aquello de los virus salvados en el Arca de Noé; y hoy un estiramiento del pectoral derecho por tratar de llegar a mis anteriores niveles de vitalidad atlética. Todo tiene su tiempo según sabiduría antigua. Tengo 72 años cumplidos, mi padre se fue antes de los 70 y mi hermano mayor no llegó a los 71. Poco a poco nos vamos yendo a otros lugares antes de tiempo, como cuatro buenos amigos del bachillerato. 

Ruego a quienes leen estos cuentos no pensar que soy un insensible, al contrario. Me ha costado pero he llegado a sentir un profundo amor por la vida y a admirar profundamente a todas esas personas que desean el bien de la humanidad. Bueno, una pizca de humor siempre viene bien en este marasmo existencial, y ya pasado el burumbumbúm del generalísimo en retiro con su apocalíptica e incumplida profecía, y las tonterías del decadente ex magistradito quien pretende expiar sus culpas, lo que jamás podrá lograr por más que lo intente, arrastrando en el fango a esa otra persona a quien alguna vez quise y admiré. No más, hoy solo siento lástima por ella, como lástima dijo que sintió por el profesor que la abusó en el lejano 1974. 

Si estos cuentos que cuento son o no telecuentos por aquello de las telenovelas, un amigo me dice que no son telecuentos, sino que te los cuento. Y así como los crímenes de lesa humanidad y los crímenes de guerra no prescriben, tampoco se perdonan ni se olvidan. Vaya hipocresía la del Foro de Sao Pablo y la del Grupo de Puebla, que pretenden no ver y más bien justifican la barbarie rusa en Ucrania, el terrorismo en el Medio Oriente y la barbarie de los regímenes de Cuba y Venezuela, amén de alguno que otro régimen por nosotros conocidos, corruptos hasta la médula. 

Kant (1724-1804) hizo una síntesis del racionalismo de Descartes y del empirismo de Hume para llegar al conocimiento. Descartes propuso que se podía llegar a la realidad por medio de la sola razón. Para Hume se llegaba solo por la experiencia sensorial. Kant sin embargo no habló de la realidad, sino que del conocimiento al que se llega por la experiencia de los sentidos racionalizada en la mente. Fichte (1762-1814) por su parte, teorizó sobre el personalismo, sobre el Yo como base de todas las experiencias y percepciones, es decir del Yo como esencia de la existencia humana, la del sujeto. 

Hegel (1770-1831) se fue por el Espíritu Absoluto, lo que significa que el espíritu se desarrolla reflexionando sobre sí mismo –dialécticamente –, convirtiendo el ser en sí en el ser para sí, contrariamente a Kant, que no llegó a esa síntesis. Una premisa era la cosa en sí y otra la cosa para sí, y no se llegaba a una fusión entre ambas. El Espíritu Absoluto, según Hegel, es el último paso del espíritu hacia sí mismo, loco, como todos los idealistas alemanes. Ya en la Grecia clásica uno de esos filósofos, Aristóteles, concluyó que lo que hoy se considera Dios es el pensamiento (logos) que se piensa a sí mismo. Esto es aún más loco. De ahí viene la frase evangélica “y el verbo se hizo carne”, es decir el logos. ¿Confuso? No, clarísimo. 

Marx por su parte se fue por el materialismo filosófico absoluto. Según él su dialéctica partía “objetivamente” de la cosa en sí, sin considerar los fenómenos de los sentidos. Vaya cosa distinta, y vaya si se equivocó. ¿Qué dicen los filósofos marxistas hoy? Nada. Para Hegel el motor de la historia era la lucha entre los pueblos, para Marx la lucha de clases que ya no existe en los países industrializados, ni en ningún otro que yo sepa, por aquello de la robótica, la industria de los servicios y de la información. Lo que existe de tanto en tanto son manifestaciones, muchas veces violentas (por infiltrados), pero por otros motivos. Hegel talvez tuvo la razón frente a Marx. No piense el lector que soy un gran conocedor de estos temas, solo soy un diletante. 

El Imperio romano (de Occidente) colapsó por las guerras civiles por el poder, no por luchas de clase. Roma ya no pudo centralizar el comercio, en particular de granos, ni la recolección de tributos de las provincias. Las consecuencias fueron devastadoras para el poder central, y sucumbió ante el avance de las tribus germánicas de inmigrantes y conquistadores. Nada que ver con luchas de clase. Entonces ¿Hegel, Marx o ninguno de los dos? 

Esta parecería una pregunta retórica que uno mismo puede responder, pero no. En Nicaragua las guerras civiles no nos han llevado a más que a la destrucción de nosotros mismos, y algunos la siguen proponiendo. Me quedo con “yo soy yo y mis circunstancias”, lo demás se dará por añadidura. Así es la dialéctica hegeliana. La maldad caerá en lo profundo del pozo ardiente más temprano que tarde. Venezuela caerá primero. 

24 de julio de 2024

Siguiente cuento

 

Siguiente cuento

(Publicado en el diario digital La Prensa de Nicaragua)

 

La trascendencia va más allá del tiempo, y qué hay allá sino un mundo nuevo que se hace desear; y no es difícil si se logra ver la luz que brilla al amanecer. (Febrero de 2004). 


Los cuentos son así, productos de la imaginación. La realidad por tanto la interpreta cada quien. Si Kant el prusiano tuvo la razón por un tiempo según el escepticismo griego clásico, que la verdad es inasible y que solo existe la apariencia, es decir el fenómeno percibido por los sentidos (la dicotomía entre la cosa en sí y la cosa para sí), entonces vinieron otros a contradecirlo, en general alemanes producto de la Reforma Protestante, contrarios a la teología católica, apostólica y romana, desde la que se prohibía pensar distinto. La crítica a la razón pura es solo eso, ¿cómo se llega a la verdad con el solo razonamiento?, imposible, solo a algunos universales a priori, como tampoco se llega a la verdad por la razón práctica (el deber moral). Cosas de alemanes que nos llevaron a ciertas guerras. 

“En las ideologías en muchos políticos y representantes de religiones, y en los dictadores de cualquier signo, deambula el espíritu totalizador hegeliano. El narcicismo y la egolatría los hace sentirse como lo más importante y lo más bello del universo”. (Fernando Araya).

Marx entendió todo al revés, viniendo del atomismo (Demócrito), el devenir (Heráclito), del materialismo anti hegeliano (Feuerbach), y de otros más que en este momento se me escapan. La utopía de la sociedad ideal según el materialismo dialéctico e histórico de Marx fue la dictadura del proletariado industrial, que llevaría a la sociedad capitalista a la liberación de sí misma, es decir de la opresión de la burguesía y de la alienación del obrero de su trabajo. El fin del proceso histórico sería la sociedad sin clases y por ende de la desaparición del Estado como expresión de la dominación de una clase sobre otra. Marx no llegó más allá que a eso y fracasó en sus premoniciones. Hegel, sin embargo, llegó al espíritu absoluto y Teilhard de Chardin a la cosmogénesis, a la unión de uno con Dios.

Históricamente el marxismo ha llevado a lo contrario de lo planteado en sus hipótesis. No vale la pena insistir sobre esto. El socialismo marxista-leninista ha llevado a las sociedades a su límite, a más Estado, a la planificación económica ineficiente, a más represión y más alienación hasta que ese Estado colapsa y desaparece. Quien quiera opinar al respecto que lo haga. Admito mi ignorancia. Marx fue un judío alemán que venía de los propios dogmas que cambió por los que algunos todavía pretenden reproducir por medio del pensamiento especulativo. Marx fue un crítico del capitalismo de entonces, pero nada más que eso. Ahora se trata de la agenda globalista financiada por los globalistas (distitnta de la Agenda 2030)..

De nuevo, quien quiera hablar, hable entre líneas como ya lo hizo el abusador de la jovencita de primer año siendo su profesor, sabiendo que ella estaba recién casada y en tratamiento siquiátrico. Tiempo atrás ese individuo se hizo pasar por su esposa pidiendo perdón. No, le fue dicho, y embarazó a su esposa año tras año para mantenerla entretenida hasta que la señora, convertida en una matrona, ya no pudo parir más. Nombres no se pueden decir aquí, pero pueden ser deducidos por los conocedores, y quizás serán revelados en otro lugar. 

Lula, Boric y Petro ya le advirtieron a los tontos en Venezuela que dejen de joder. Que suelten el negocio del poder porque no quieren más emigrantes venezolanos, no sabrían qué hacer con ellos, menos con la desestabilización regional que ya entendieron que proviene de Cuba. Esa cúpula cubana-venezolana no quiere soltar el hueso, y nada tienen que ver con el socialismo y la utopía, sino que con el poder y el dinero; pero para el régimen de Cuba significa su sobrevivencia, mientras los cubanos en la isla aguantan la pobreza y la miseria por culpa del imperialismo. 

Que el generalísimo en retiro se calle. Que no siga diciendo disparates porque no va a regresar al poder, ni es el salvador de un mundo que no comprende, es solo un tarado. El otro, el magistrado, no es solo estúpido sino que un imbécil. Ya dañó a toda su familia en Nicaragua y ahora va por otra familia, la de la señora con quien está viviendo. Pienso que ese tonto pretende regresar al poder con la viejita como su primera dama. 

P.S.: Este es un cuento corto como el lector lo habrá entendido por la premura del oficio. Tiene su propósito.