Para
no dejar de decir la verdad
(Artículo publicado previamente en La Prensa de Nicaragua el 12/11/2020)
“Me encanta el Incanto de lo Difuso de
Nicaragua Diseña.”
¿Quién
detendrá la verborrea diaria de falsedades y de odio de la señora? Esa del discurso
esquizofrénico a lo doctor Jekyll y el señor Hyde, con la salvedad que no
requiere beber una pócima para transformarse. Ella ya es así. Es el efecto de la
droga del poder que no puede dejar hasta que se consuma para regresar a la nada
de donde vino. Mientras tanto continuará con sus maldiciones reclamando la sangre
de ciudadanos inermes, de sus críticos y opositores, de perros, vacas, gatos, asnos
y demás animalitos que no se arrodillan ante ella.
La ley
del bozal será de su conveniencia en el 2021, como copropietaria del sistema
policial, fiscal, judicial, carcelario, militar, grupos terroristas, medios propagandísticos,
diputados y demás enanitos, por ser la copropietaria de su marido –igualmente
viejito– por aquello de la hija entregada. Pero el menú de leyes represivas
para el 2021 no empieza ni termina con la ley del bozal, como sabemos, y solo sirven
para “legitimar” la represión que hacen de hecho. (Para los ignaros, el doctor
Jekyll es el bueno y el señor Hyde es el malo, pero muy, muy malo).
En
lo personal he sido Jekyll y Hyde en algunas circunstancias bajo la influencia
de los espíritus o de los fermentos. Se manifiesta entonces el lado más
recóndito de la mente, no el más oscuro, lo que dejo a los exorcistas. La vida puede
venir e irse sin haberla comprendido, y a veces se debe ser Hyde para soltarse,
como desde los antiguos rituales colectivos, pero no como la viejita por
supuesto. Jamás le deseo mal a nadie, y menos cuento con un ejército de oportunistas
y descerebrados para reprimir a los contrarios.
Algunas
veces he debido pedir disculpas sin estar claro del porqué, pregunto y me lo
dicen. Se llama amnesia temporal, aunque la señora de la referencia pretende
tener amnesia permanente, y jamás pide disculpas por sus excesos. Pero cuando
me he contrastado en la calle con siervos de la pareja, la adrenalina fluye y todo
el sistema reacciona contra la subyugación. Eso se recuerda bien.
Cada
quien es responsable de los propios errores en la vida, no tengo dudas. Es en
extremo aburrido estar responsabilizando a otros –de aquí o de allá – por las
propias deficiencias y taras históricas. Eso es lo que hace la pareja de aquí
disociada de la realidad. La culpa es siempre del imperialismo, sin comprender
que ese lenguaje está más que superado. Pero bueno, viejitos son viejitos y sus
seguidores son igualmente negados de intelecto, son meros oportunistas administrados
con facilidad.
La
esquizofrenia es un estado sicótico por el que se interpreta la realidad de
manera anómala. Si Freud o Jung apareciesen nuevamente en el lado recóndito de mi
mente, se los enviaría a la pareja para que la guíen fuera del gobierno y del
poder. Que se vayan con los suyos a gozar sus dineros, es tiempo de la
jubilación.
Me pregunto
quién va a ser el sicoanalista, digo el acusador del Estado por las diatribas
de odio de la pareja de viejitos contra quien no se les arrodilla. Ninguno por
supuesto, igual son sus siervos, y habrá que seguir repitiendo todo esto hasta
la saciedad como se hace en la diplomacia internacional, para que el silencio
no se mal interprete.
Ya se
asoman de nuevo los representantes encubiertos del capital con su propia narrativa
para el 2021. No tienen justificación alguna. Veremos si habrá otros que se
arrodillarán ante el altar de la esquizofrenia. Seguramente los habrá, como los
políticos zancudos, porque son solo negocios.
Ahora
voy a seguir escuchando a terceros que están al acecho entre las aguas,
esperando su oportunidad para surgir hacia el negocio de las elecciones
controladas.