Los Globos Azul y Blanco y la Ley Penal
(Artículo
adicional de coyuntura en Nicaragua enviado a un diario nacional)
Admito
mi perplejidad ante este asunto de los globos azul y blanco que han aparecido aquí
y allá, como símbolo de identidad de la protesta cívica nacional que no cesa de
expresarse, y cada vez con mayor creatividad, frente a un régimen bicéfalo que
no encuentra una respuesta racional y civilizada al inmenso rechazo de nosotros,
los ciudadanos.
Los
globos son extensivos a la bandera azul y blanco, los colores únicos que
contienen cuatro de las cinco banderas de los países de la Centroamérica
histórica. Esas banderas representan un ideal: la unidad de los pueblos de la
región.
Pero
que va. Aquí el azul y blanco está penalizado por obra y gracia de la pareja presidencial y de
los doctos magistrados de la Sala Penal de la Corte Suprema de Justicia,
defensores acérrimos y antijurídicos de los delincuentes y criminales del
régimen. De la defensa del régimen como un todo se encargan los magistrados de
la Sala de lo Constitucional, algunos de los cuales se repiten en ambas salas
por si acaso.
He
seguido estudiando el derecho desde que me gradué y post-gradué décadas atrás,
y no encuentro en ley o tratadista, ni jurisprudencia alguna en materia penal u
otra –nacional o comparada– que inflar globos de cualquier color que sean, y
diseminarlos, es delito. Lo mismo aplica a banderas, bandas, pulseras, banderitas,
gorras, sombreros, sombrillas, pañuelos, cinturones y demás, a no ser que lleven
un mensaje racista, anti religioso, de odio, que inciten a matar, a cometer genocidio,
a torturar y por ahí.


Así
son los esclavistas y los esclavos, pero pueden y deben liberarse de esa condición, porque
igual que cualquiera de nosotros son también ciudadanos, aunque no lo sepan
aún.
Somos
los globos azul y blanco que dicen ¡que se rinda tu madre! Si los esclavistas no han entendido,
peor para ellos. La verdad se hará. Y como dice un comentarista, ¡los tenemos
locos! Y locos se van a ir.
Nota: el artículo fue publicado el 25 de septiembre de 2018 en el diario La Prensa.
Nota: el artículo fue publicado el 25 de septiembre de 2018 en el diario La Prensa.