La peste en abril de 2020
(Artículo
de opinión sobre Nicaragua)
Es tiempo de entender que la polarización
política y la división social en el país no tienen razón de ser. No tienen
razón de ser desde que se impuso el fin de la guerra interna y se procedió al
desarme, aún si eso condujo al asesinato de líderes de la contra y a la
posterior violencia generada, administrada y dirigida desde abajo por los del
partido sandinista, que tiempo atrás habían sido motivo de orgullo en la
región. Hoy no son más que matones cuyo único interés es mantenerse en el poder
a cualquier costo, eliminando incluso físicamente cualquier amago de oposición al
régimen.
Oposición real digo, porque los payasos prebendarios
no son más eso, payasos de sonrisa triste (sin ofender a la profesión circense).
Así van a ser recordados, como los más arrastrados entre los arrastrados, y se
me viene a la mente un nombre entre los demás, el del diputado saltarín que ha
sido todo y su contrario. Hoy es un furioso perro guardián de la pareja de
viejitos del régimen y de sus descendientes. Se prepara ante la inevitable sucesión
para seguir arrastrándose ante los hijos.
En las próximas semanas y meses muchos vamos
a contraer la enfermedad que produce el virus de la pandemia, e incluso
fallecer. A los de la familia gobernante no les interesa más que cuidarse entre
sí recluidos en su campamento rodeado de médicos cubanos. A los médicos
nacionales les tienen pánico por la paranoia que la familia ha desarrollado
desde abril del 2018, y más aún cuando saben que sería en extremo probable la contaminación
si salen del campamento. Que envíen a los nietos al Rigoberto López Pérez para
dar el ejemplo, que se atrevan, y que dejen de estar ordenando que sean los
otros – los prescindibles– que vayan a los colegios públicos y a otros lugares a contaminarse.
Los tontos seguidores de la pareja, ¿van a
seguir enviando a sus hijos a la contaminación? Háganlo para hacer el
experimento que demuestre que el espiritismo de la loquita es más poderoso que
la ciencia. Jamás en mi vida, de 68 años a la fecha, había escuchado tanta
excreción salir de la boca de una sola persona.
“La inteligencia no se manifiesta por un
determinado nivel de estudio, sino por la capacidad de guardar silencio cuando
el ignorante hace ruido” (Stendhal). Por ello ahora guardo silencio.