De nuevo
(Publicado inicialmente en el diario digital de Nicaragua La Prensa)
“Estoy de nuevo en París, solo, pensando lo difícil que es quererte. Me vinieron fluidas las ideas en la Place Saint Michel, tomando una cerveza. Ahora no sé qué decirte, talvez porque estoy sobrio en el cuarto de mi hotel” (1984).
¿Recuerda usted paciente lector el verso del cuento anterior? Pues bien, el verso de arriba fue el que inspiró el del 2010 que dice, “Que me gustaría, fumando un cigarrillo, tomando una cerveza, siempre meditando, la noche es oscura, no veo el amanecer.” Usted interprete amable lector, actualizando el todo al día de hoy. Nunca en lo que llevo de vida pensé que Nicaragua iría a ser conducida a semejante descomposición. Pero bien, aquí estamos, hablando de dialéctica.
Autenticidad y coherencia, nada fácil. Mi entonces esposa una vez me dijo que esos mis versos no significaban gran cosa. Me lo dijo molesta después de haber revisado hasta el último rincón de mi guardarropa en mi ausencia, cosa que yo jamás hice con el suyo. He ahí una diferencia sustantiva de género.
He sido víctima de mi propia ingenuidad, no culpo por ello a nadie más que a mí mismo, pero “Entonces el buen Dios, allá en su trono mientras Satán, por distraer su encono aplaudía a aquel pájaro zahareño, se puso a meditar. Arrugó el ceño, y pensó al recordar sus vastos planes, y recorrer sus puntos y comas, que cuando creó palomas no debía haber creado gavilanes.” (Rubén Darío). “Pasan veinte años, vuelve él y al verse exclaman él y ella: ¡Dios mío, ésta es aquélla! ¡Santo Dios, y éste es aquél!” (Campoamor).
El péndulo fluctúa. Los wokistas (progre) se fueron a tal extremo que dividieron a los electores en los Estados Unidos y los asustaron, de tal manera que el péndulo viene de regreso. Ahora son los progre del mundo los que se asustan; y curiosamente tildan al brutal de Trump de imperialista, por lo que según ellos Biden y los demócratas no lo fueron. Estos últimos, con los del Estado profundo, o sea el lobby del complejo militar-industrial, el lobby israelí, la CIA, periodistas a sueldo, políticos (corruptos o no) y otros tantos agentes de la muerte, se confabulan para llevar la guerra por doquier. No importa la muerte y el desplazamiento de millones de seres humanos, ni la destrucción de ciudades e infraestructuras civiles varias. Siempre viene el otro negocio, el de la reconstrucción en la que participan las élites políticas y económicas interesadas en la guerra. Los republicanos han hecho lo mismo de tanto en tanto. El negocio de la hegemonía global es el mismo, el de las élites políticas y corporativas.
En Europa los progre han entrado en pánico por estar perdiendo escaños tanto en el Parlamento Europeo como en los parlamentos nacionales, y no saben qué hacer más que descalificar a los Meloni, Orban, Le Pen, la AfD alemana, el FPÖ austríaco, el Vox español, el PVV holandés, el SNS eslovaco, La Liga italiana y muchos más. Los electores se han hastiado de la inmigración extracomunitaria descontrolada, el islamismo radical, la violencia de los narcos, la excesiva burocracia no electa de la Unión Europea, que dicta normativas que obstaculizan la innovación, la productividad y el desarrollo empresarial. Todo es prohibido según la agenda progre, pero promueven la agenda LGTBQ, y China avanza.
Los contrarios no quieren más cuotas de inmigrantes, más regulaciones ni más crímenes de odio en las calles, ni más guerras. Quieren relaciones comerciales con Rusia y China, no sanciones. En particular quieren energía barata de Rusia por medio de los oleoductos y gaseoductos que atraviesan tierra y mar. El sabotaje del Nord Stream 2 fue hecho a propósito por Biden y su Estado profundo para doblegar a Alemania y a Europa (para hacerlos dependientes del gas de los Estados Unidos). Ese fue Biden el progre, gas licuado más caro, pero no ruso.
Las coaliciones políticas que pretenden evitar que los “indeseables” de la derecha lleguen al poder van cayendo. Los progre sin embargo no quieren perder cargos ni privilegios, eso va también para los progre de la Comisión Europea, el brazo ejecutivo de la Unión Europea. Piensan que mientras tengan mayoría en el Parlamento (Europeo) pueden hacer lo que quieran, con la aquiescencia de los progre oportunistas como el Sánchez español. Pero se les está acabando el tiempo, el péndulo viene de regreso. Dejen de ser tercos y escuchen la voz de los electores. Eso fue lo que dijo Vance en Múnich 2025, el vicepresidente de los Estados Unidos, no el vicepresidente de Trump. ¿Y en Nicaragua quién escucha a los electores?
Si Trump se quiere entender con Putin sobre la guerra en Ucrania, veremos qué sucede. Sería estúpido de nosotros los comunes mortales pensar que Trump es un humanista que quiere que se detenga la masacre entre rusos y ucranianos. Se trata de negocios negociados a lo Trump en favor de su Estados Unidos primero y de su MAGA. Los otros de Europa se preocupan, quedarían huérfanos a no ser que se entienda que su seguridad es asunto propio. Le temen a Rusia, y con razón. Rusia va por el acceso irrestricto al Mar Báltico, al Mar Negro y a las rutas marítimas del Ártico.
Rusia tiene la flota de rompehielos que no tiene nadie más, y ya acordó con China el acceso conjunto al Ártico en vistas que el Estrecho de Malaca (en el Pacífico Sur) es patrullado constantemente por la fuerza naval estadounidense. ¿La Groenlandia de Dinamarca? Parte del Círculo Polar Ártico. Gigantescos recursos naturales en y fuera de esa inmensa masa de hielo; y por supuesto puesto estratégico en la ruta naval del Ártico, por arriba o por debajo del océano. Trump la quiere para sí.
Los rusos vienen avanzando por ahí desde hace tiempo y amplían sus bases navales mientras distrae a los tontos. Esos tontos son los que quieren regresar a la reencarnación de la estupidez, la de la década de los 80 del siglo anterior. Más estupidez que esa ¿dónde? La guerra contra los Estados Unidos, jajaja, Laureano.
Para los entendidos este cuento viene de la deducción, es decir de lo general a lo particular, invento de un método de razonamiento de ingleses de tiempo atrás. ¿La inducción? ¿Qué podríamos aportar en la geopolítica de lo particular a lo general, o sea desde abajo nosotros los comunes mortales? Nada.
Como dicho en otros cuentos, la estupidez no tiene límites más que la de promover el enriquecimiento, el de los otros. A Patricita mi hermanita la sigo admirando, a la otra ya no. ¿Dónde quedan ahora los huérfanos de Gaza?