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2 de julio de 2018

La Mentira como Estrategia y como Táctica




La Mentira como Estrategia y como Táctica del Poder 


(en Nicaragua)


El 27 de diciembre del 2015 publiqué en esta ciberbitácora una entrada llamada La Vergüenza de los Sinvergüenzas, sobre el régimen de la pareja Ortega-Murillo y sus adláteres en Nicaragua. Le siguió otra entrada en consonancia el 20 de mayo de 2016 titulada Vergüenza Ajena en Nicaragua, y a modo de tríada, menos de un mes después, publiqué la entrada De Reptiles y de Serviles, siempre en referencia al régimen político en Nicaragua y sus cómplices. Los dos primeros escritos fueron  publicados en un diario nacional, el tercero no, por muy sarcástico supongo.

Esa tríada bien podría llamarse La Mentira como Estrategia y como Táctica del Poder, puesto que la mentira es la que usa sistemáticamente el régimen Ortega-Murillo como instrumento de desinformación y manipulación para desvirtuar la realidad del rechazo cívico a su gobierno. Hoy más que antes la pareja y sus enviados recurren a la mentira para responsabilizar a los insurrectos de la violencia del régimen, es decir al revés. Es una mentira que ni ellos mismos creen pero que pretenden imponer.

Me refiero aquí específicamente al período de tiempo que inició el 18 abril de este año 2018 y que continúa a la fecha, cuando el hastío de la nación se volcó de manera espontánea contra la falsedad del régimen, y más aún cuando los Ortega-Murillo respondieron a la insurrección cívica generalizada con más y mayor represión, el asesinato  y más mentiras.

Demás está repetir lo expresado en las entradas indicadas. Bastaría ir a ellas para comprender lo previsto ahí y el por qué de lo previsto, pero no podía permanecer en silencio ahora que el pueblo se insurreccionó contra la tiranía de la pareja.



El origen de la mafia política


Hoy la inmensa mayoría de la población desea que los tiranos y su descendencia se vaya del poder y del país por fraudulentos, mafiosos, cínicos y asesinos. El informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) es más que evidente. Basta leer el Resumen Ejecutivo del informe para comprender la magnitud de la brutalidad de los Ortega-Murillo, quienes pretenden mantenerse en el poder a sangre y fuego, desinformando y mintiendo sobre la realidad del repudio a su desgobierno.



El repudio a la pareja



La caída de los símbolos del poder


Un plebiscito para discernir la verdad sobre el rechazo popular al régimen ya se expresa en las calles, y en particular se expresó con el paro nacional del 14 de junio y del 13 de julio, todo documentado en los medios de comunicación independientes y en las redes sociales. Un plebiscito formal realmente libre, transparente y observado reflejaría la veracidad del rechazo a la pareja, pero los del régimen –incluidos los adláteres legislativos– no lo permitirían, menos aun cuando han perdido en el Consejo Electoral a su repartidor mayor de cartas marcadas.

Muerte, destrucción y migración, el ciclo de la historia de Nicaragua y siempre por un individuo que se entroniza en el poder con su familia y la invariable camarilla de oportunistas corruptos y serviles. Todo vale para llegar y mantenerse en el gobierno, pero se manifestó de nuevo el güegüense, ese gran embaucador y rebelde nicaragüense que le hace creer al tirano que está de acuerdo con él por conveniencia, insurreccionándose como pueblo cuando se enciende la chispa. 

Los incondicionales del régimen ya comienzan a caer uno a uno ante la presión nacional e internacional. Los que faltan caerán igualmente cuando el régimen se termine de desintegrar. 

Nota: una versión de este artículo fue publicado en el diario La Prensa el 14/07/2018.