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17 de marzo de 2019

Argelia y Nicaragua



Argelia y Nicaragua


(Artículo de opinión de seguimiento al inmediato anterior)

Hace unos días se publicó en este diario [La Prensa] un artículo propio titulado Los Tiempos Pasan, sobre el presidente de Argelia, de 82 años de edad, quien se encuentra en silla de ruedas y sin hablar en público desde el 2013, debido a un derrame cerebral.

Abdelaziz Bouteflika es ese presidente que ha pretendido un quinto mandato consecutivo en las elecciones del próximo 18 de abril, hasta que estando internado en un hospital en Ginebra, recibió la noticia de levantamientos populares espontáneos –autoconvocados– contra su cuarta reelección –el detonante. Primero fueron docenas de miles los manifestantes, después centenares de miles y después millones.

Bouteflika envió un mensaje desconcertante a la nación por medio de uno de sus secretarios, diciendo que de ser reelecto convocaría a nuevas elecciones en el término de un año en las que él no sería candidato. El jefe del ejército por su parte, quien habla en público por el presidente, preguntó a los argelinos si deseaban regresar a los años del dolor, refiriéndose a la cruenta guerra civil contra los islamistas que duró diez años y que concluyó en el 2002. ¿Suena similar al discurso de Ortega en Nicaragua?

Bouteflika tuvo que retornar a Argelia de urgencia, sustituyó al primer ministro pretendiendo aplacar a los manifestantes, y el jefe del ejército cambió su discurso diciendo entre otras cosas que el ejército y el pueblo son lo mismo porque el ejército viene del pueblo.

De hecho los mandos históricos del ejército y las fuerzas de policía provienen del Frente de Liberación Nacional (FLN), artífice de la guerra de independencia (1954-1962) contra el dominio francés, otra similitud con lo de aquí en Nicaragua, con la salvedad que allá ni la policía ni el ejército han salido a las calles a reprimir brutalmente al pueblo, menos aún se han constituido fuerzas paramilitares asesinas afines al régimen.

Bouteflika fue respetado por los argelinos hasta hace poco. Se integró a la lucha del FLN a los 19 años de edad, y siendo presidente durante los levantamientos contra las dictaduras en los países vecinos en el 2011 –la primavera árabe–, Argelia permaneció relativamente calma.

Bouteflika perdió no solo el apoyo de los argelinos sino que también el del jefe del ejército, quien pretendió ganar tiempo mientras encontraba una solución al estado de efervescencia en el país sin recurrir a la represión, y antes que el país se desestabilizase por completo. Bouteflika tuvo que acceder a no ser candidato a la reelección, pero pretendió que se pospusiesen los comicios y quedarse en la presidencia hasta que tener un sucesor. Los argelinos, sin embargo solo querían que Bouteflika se fuera, y se fue.





Aquí la pareja en el poder, amiga de Bouteflika según El 19 Digital, continúa reprimiendo ferozmente las manifestaciones en su contra por medio de la policía orteguista y paramilitares, y pretende ganar tiempo con el diálogo para no negociar su salida. El precio a pagar por todos por su terquedad no les interesa, como en Venezuela.


La represión en Nicaragua continúa


Nota: Una variante de este artículo fue publicado el 8 de abril de 2019 en el diario La Prensa con el nombre Daniel, Rosario y Bouteflika. 

10 de enero de 2019

Premisas para el 2019



Premisa para el 2019 en Nicaragua


(Artículo de opinión publicado en el diario La Prensa 15 de enero de 2018)


Si de premisas se tratase para este 2019 en Nicaragua y poder expresar la esperanza de encontrar una salida a nuestro infortunio como país, se tendría que tomar en consideración el sufrimiento de cientos de familias rehenes de la injusticia, la impotencia y la frustración por la masacre, el encarcelamiento, las desapariciones y el éxodo de decenas de miles de jóvenes provocado por el régimen en el 2018.

Para ilustrar lo que sigue en este artículo, explico que décadas atrás le propuse matrimonio a una joven para que creciéramos y nos desarrolláramos juntos en igualdad de condiciones. Y entendimos en conjunto que la dictadura dinástica de Somoza debía terminar para que Nicaragua fuese libre y pudiese prosperar. Y contribuimos como nos fue posible desde el exterior donde nos encontrábamos, para que la dictadura fuese derrocada.

Cincuenta y cincuenta fue la propuesta que le hice a aquella joven a mediados de 1974, mucho tiempo antes que otra pareja se rindiese ante las extorsiones de la esposa por los abusos del marido; y hoy impera en el país una dictadura más feroz que la anterior.

Curiosamente un profesor de sociología en la universidad me tildó de machista en aquella época, demostrando que le interesaba la libertad de la mujer solo para su propia gratificación. Aun así sigo siendo un convencido de la igualdad y de la complementariedad entre los géneros, el masculino y el femenino, porque no conozco otros, aunque sé que existen y que tienen sus derechos.

Sobre la igualdad de género recibí hace poco el vínculo a un documental sobre “Las Sandinistas”, protagonizado por mujeres sandinistas históricas, combatientes desde su juventud, quienes expresan su inconformidad con la sociedad machista en la que aún vivimos a pesar de la “revolución”.

El vínculo al documental, que estuvo accesible solo temporalmente, me fue enviado por una joven hija de un combatiente histórico, que como sus hermanas y primas han estudiado una carrera universitaria dentro y fuera del país con financiamiento propio, han viajado y hablan distintos idiomas logrando su superación, la que hacen participativa a los miembros más jóvenes de la familia, y eso es  bueno.

Digo todo esto porque me impresionó que en el fatídico 2018 centenares de miles de mujeres jóvenes, madres y aún abuelas salieran a las calles a protestar contra la represión, la masacre y la persecución a sus hermanas, hermanos, hijas, hijos, nietas y nietos, asesinados unos  –hoy mártires– y encarcelados otros por órdenes de una pareja disfuncional, la de los discursos infantiles según el Secretario General de la OEA, después de conocer el contundente informe del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos sobre la criminalidad del régimen.


Por tanto, si una premisa pudiese avanzarse para el 2019, sería la de la justicia para las hermanas, madres y abuelas de los mártires y de los presos políticos del 2018 en Nicaragua.

 



23 de julio de 2018

La OEA, el Ejército y la Ley



La OEA, el Ejército de Nicaragua y la Ley


(Artículo de opinión enviado a un diario nacional para su publicación)

Por conocer los foros internacionales y el lenguaje que se utiliza en ellos, con vergüenza ajena vi y escuché la sesión del Consejo Permanente de la OEA del 18 de julio sobre la situación en Nicaragua. Con insistencia el Ministro de Relaciones Exteriores pretendió imponer como verdad las alucinaciones del régimen. Solo la delegada de Venezuela repitió con las mismas palabras la cantaleta sobre la conspiración terrorista para derrocar el gobierno de la pareja Ortega-Murillo.

Bolivia, por su parte, retiró la propuesta que pretendía neutralizar la condena al Gobierno de Nicaragua –por la brutal violación de los derechos humanos– cuando constató que no sería apoyada ni por los Estados insulares de Petrocaribe. Prudentemente también, Bolivia se retiró de la sala para no votar con Venezuela contra la resolución de condena, y no exponerse así a las consecuencias internas e internacionales de ese voto. La abstención tampoco habría sido opción frente a sus aliados en la OEA, Nicaragua y Venezuela.

La veracidad de las atrocidades de la pareja es conocida por los gobiernos de la región y fuera de ella. Tienen embajadas en Managua, que es su fuente primaria de información, y la OEA, aunque esté integrada por países de la región, tiene también como observadores permanentes a Estados que también tienen legaciones diplomáticas en Washington, D.C., sede de la organización.

La resolución de condena por tanto fue aprobada de manera abrumadora y es vinculante. Per contra, la resolución de expiación del gobierno propuesta por el representante de Nicaragua fue rechazada de manera superlativa.

La resolución de censura, entre otros temas, condenó todos los actos de violencia, represión, violaciones de derechos humanos y abusos contra el pueblo de Nicaragua, incluyendo los de la policía y grupos parapoliciales, agregando que se debe proceder a identificar y procesar judicialmente a los responsables. Que el Gobierno de Nicaragua no cumplirá con la resolución se desprende del discurso de Daniel Ortega el 19 de julio.

En la Comandancia del Ejército se conoce muy bien quiénes son esos parapoliciales, quién los recluta, los coordina, los arma, los dirige y les paga. Para eso está la Dirección de Información para la Defensa. 

Es una obligación constitucional del Presidente de la República cumplir con la Constitución y con las leyes, así como hacer que sus subordinados también las cumplan, como son el Jefe de la Policía y el Jefe del Ejército. Es también disposición constitucional que el Estado de Nicaragua debe promover la preeminencia de los Derechos Humanos en el país, los contenidos en los convenios internacionales identificados en la misma Constitución.




Y en el Código Militar se expresa que el Ejército se regirá con apego a la Constitución Política, las leyes y los instrumentos internacionales en materia de Derechos Humanos. El Ejército entonces como institución del Estado, ¿es cómplice de la violación de los Derechos Humanos en Nicaragua por omisión

Nota: este artículo fue publicado en el diario La Prensa el 26 de julio de 2018.

2 de julio de 2018

La Mentira como Estrategia y como Táctica




La Mentira como Estrategia y como Táctica del Poder 


(en Nicaragua)


El 27 de diciembre del 2015 publiqué en esta ciberbitácora una entrada llamada La Vergüenza de los Sinvergüenzas, sobre el régimen de la pareja Ortega-Murillo y sus adláteres en Nicaragua. Le siguió otra entrada en consonancia el 20 de mayo de 2016 titulada Vergüenza Ajena en Nicaragua, y a modo de tríada, menos de un mes después, publiqué la entrada De Reptiles y de Serviles, siempre en referencia al régimen político en Nicaragua y sus cómplices. Los dos primeros escritos fueron  publicados en un diario nacional, el tercero no, por muy sarcástico supongo.

Esa tríada bien podría llamarse La Mentira como Estrategia y como Táctica del Poder, puesto que la mentira es la que usa sistemáticamente el régimen Ortega-Murillo como instrumento de desinformación y manipulación para desvirtuar la realidad del rechazo cívico a su gobierno. Hoy más que antes la pareja y sus enviados recurren a la mentira para responsabilizar a los insurrectos de la violencia del régimen, es decir al revés. Es una mentira que ni ellos mismos creen pero que pretenden imponer.

Me refiero aquí específicamente al período de tiempo que inició el 18 abril de este año 2018 y que continúa a la fecha, cuando el hastío de la nación se volcó de manera espontánea contra la falsedad del régimen, y más aún cuando los Ortega-Murillo respondieron a la insurrección cívica generalizada con más y mayor represión, el asesinato  y más mentiras.

Demás está repetir lo expresado en las entradas indicadas. Bastaría ir a ellas para comprender lo previsto ahí y el por qué de lo previsto, pero no podía permanecer en silencio ahora que el pueblo se insurreccionó contra la tiranía de la pareja.



El origen de la mafia política


Hoy la inmensa mayoría de la población desea que los tiranos y su descendencia se vaya del poder y del país por fraudulentos, mafiosos, cínicos y asesinos. El informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) es más que evidente. Basta leer el Resumen Ejecutivo del informe para comprender la magnitud de la brutalidad de los Ortega-Murillo, quienes pretenden mantenerse en el poder a sangre y fuego, desinformando y mintiendo sobre la realidad del repudio a su desgobierno.



El repudio a la pareja



La caída de los símbolos del poder


Un plebiscito para discernir la verdad sobre el rechazo popular al régimen ya se expresa en las calles, y en particular se expresó con el paro nacional del 14 de junio y del 13 de julio, todo documentado en los medios de comunicación independientes y en las redes sociales. Un plebiscito formal realmente libre, transparente y observado reflejaría la veracidad del rechazo a la pareja, pero los del régimen –incluidos los adláteres legislativos– no lo permitirían, menos aun cuando han perdido en el Consejo Electoral a su repartidor mayor de cartas marcadas.

Muerte, destrucción y migración, el ciclo de la historia de Nicaragua y siempre por un individuo que se entroniza en el poder con su familia y la invariable camarilla de oportunistas corruptos y serviles. Todo vale para llegar y mantenerse en el gobierno, pero se manifestó de nuevo el güegüense, ese gran embaucador y rebelde nicaragüense que le hace creer al tirano que está de acuerdo con él por conveniencia, insurreccionándose como pueblo cuando se enciende la chispa. 

Los incondicionales del régimen ya comienzan a caer uno a uno ante la presión nacional e internacional. Los que faltan caerán igualmente cuando el régimen se termine de desintegrar. 

Nota: una versión de este artículo fue publicado en el diario La Prensa el 14/07/2018.