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22 de noviembre de 2023

Una misión imposible

 

Una misión imposible

(Publicado originalmente en el diario digital de Nicaragua La Prensa)

 

“Quizás un día pueda decir que he llegado a la meta que he encontrado un fin.  Mientras tanto suelo vagar, anhelando, pensando, si he de llegar”. (Mayo 2003).

La cita anterior proviene de una de las tantas canciones propias, como en otras ocasiones, después que decidí aprender a tocar la guitarra acústica décadas atrás. Por tanto, cuando en cualquiera de estos escritos no identifique al autor de una cita inicial, será una propia. Nada tienen que ver con la poesía, pero igual son personales y por tanto me identifican.

El dos de noviembre, día de los difuntos, recordé a mis antepasados con gratitud. Fui de visita donde están mi padre, mi madre y mi hermano mayor. Ese mismo día les pedí disculpas por cualquier comisión u omisión de hecho o de palabra que pudo haberlos ofendido (en vida por supuesto). Igual pido nuevamente disculpas a aquellos a quienes ofendí cuando era miembro único del “partido de los bebedores de cerveza”. Fui militante disciplinado de ese partido, pero soy un tránsfuga porque me pasé al “partido de los fumadores de opio”, el de los soñadores, para descender a las profundidades del ser.  

A diferencia de los tránsfugas políticos que han ido de partido en partido buscando mejores beneficios, cuyos nombres conocemos y que son seres abominables, el suscrito puede ser tránsfuga de sí mismo, de tal manera que estoy pensando en fundar y pasarme al “partido de los amantes de los discos de vinilo”. Sobre esto elaboraré en otra ocasión, si tengo la oportunidad.

Pero no hay perdón para quien no lo merece. No merecen perdón, en lugar alguno del planeta, los que continúan con sus desmanes para mantenerse en el poder contra la voluntad popular, ni merecen perdón sus siervos, independientemente de quienes sean ni en qué institución vasalla se encuentren. No podrán ir a un mundo mejor en el más allá, galaxia lejana, espacio sideral o lugar imaginario que algunos llaman el paraíso, independientemente de quién tenga las llaves para abrir o cerrar sus puertas. Si el infierno existe, para allá irán.

Ahora vayamos al Corán, a la Sura 2, líneas 186, 187 y 189 que dicen: “Combatid en el camino de Alá a quienes os combaten, pero no seáis los agresores. Alá no ama a los agresores. Matadlos donde los encontréis, expulsadlos de donde os expulsaron. Matadlos hasta que la persecución no exista y esté en su lugar la religión de Alá. Si ellos cesan en su actitud, no más hostilidad si no es contra los injustos.” (Los injustos son quienes contravienen las normas del Corán, devenidas en la sharía, el sistema legal islámico).

Quizás esta Sura se refiere a la guerra santa por aquello de la legítima defensa, porque Mahoma fue perseguido por los clanes de comerciantes politeístas de la Meca, y lo obligaron a huir a Medina (450 kilómetros al norte) en el año 622 d.C., por profesar el monoteísmo y de interferir con sus intereses económicos. Mahoma posteriormente conquistó la Meca, y después de su muerte sus sucesores se lanzaron a la conquista de toda Arabia y más allá, por el botín, como era la costumbre en aquellos tiempos, y para convertir al islam a los conquistados que no fueran ni judíos ni cristianos, porque Mahoma los consideró hijos del libro, es decir de Abraham, igual que los musulmanes. Las normas sobre la distribución del botín se detallan en el Corán.

Entiendo que hay una contradicción entre los textos citados del Corán y la realidad histórica sobre la conquista de territorios, hasta donde se pudiese avanzar (sin intención de ofender a los musulmanes). La dinastía Omeya (sunitas) dirigió el primer califato islámico desde Damasco (651-750), después de asesinatos y guerras civiles entre los que pretendían ser los más cercanos a Mahoma (suegros y yernos, porque Mahoma solo dejó mujeres como descendencia. Los varones fallecieron en la infancia).

El clan de los Abasidas, provenientes originariamente de Palestina y partidarios de Alí (chiitas), yerno de Mahoma por haberse casado con su hija favorita Fátima, se vengó después de que Alí fuera asesinado por los Omeya. Los Abasidas conquistaron Damasco en el 750 y eliminaron a la dinastía Omeya menos a uno, que logró huir a la península ibérica y fundó lo que llegó a ser el califato independiente de Córdoba. Los Abasidas trasladaron la sede del califato islámico de Damasco a Bagdad, que devino en uno de los centros de la civilización mundial, por aquello que hicieron una síntesis de la cultura bizantina (helénica) y de la persa, hasta que fue arrasada por los mongoles a mediados del siglo XIII. El Califato Abasida ha sido uno de los imperios más extensos y prósperos en la historia de la humanidad. 



Hoy los chiitas, cuya mayoría se encuentra en la actual Irán (e Iraq), son enemigos mortales de los judíos por considerar al Estado de Israel una cuña de los Estados Unidos y del Reino Unido en el Cercano Oriente. Lo mismo sucede con los musulmanes sunitas fanatizados como Hamás, de la Franja de Gaza, armados y financiados por Irán, así como Irán arma y financia a los chiitas de Hezbolá en el sur del Líbano y en el suroeste de Siria, y por tanto en las fronteras norte y noreste de Israel. El objetivo declarado del gobierno de Irán es el de exterminar al Estado de Israel y a los judíos, igual que Hamás y Hezbolá.

Los extremistas judíos por su parte se valen de la ocupación militar de Israel en Cisjordania (que pertenece autónomamente a los palestinos según los acuerdos de Oslo de 1993), para avanzar incluso con violencia en la colonización de ese territorio, por considerarlo parte de la tierra prometida. Tienen el apoyo del gobierno de Netanyahu y la protección del ejército. En resumen, el odio entre los palestinos y los judíos viene in crescendo en vez de lo contrario, por lo que la solución de dos Estados en el mismo territorio parece misión imposible.


1 de noviembre de 2023

Con Hamás no puede haber paz en Palestina

 

Con Hamás no puede haber paz en Palestina

(Publicado originalmente en el diario digital La Prensa de Nicaragua)

 

Es un tanto difícil llevar el paso sobre ciertos acontecimientos, aunque uno lo quisiera, porque cuando ya se envió un artículo a este diario para publicación, suceden otras cosas, y como ya explicado antes, no interactúo en red social alguna para no caer en la trampa de la Ley Especial de Ciberdelitos. Mis reacciones por tanto son tardías. Somos seres de este mundo y nos interesa lo que sucede en él, hasta que alguno que otro loco vaya a colonizar otro planeta.

La historia bíblica cuenta que después del diluvio y la saga de Noé, un tal Abraham escuchó la voz de una deidad que lo escogió con su esposa Sara, su sobrino Lot, sus esclavos, sus rebaños y camellos, para que se trasladase a una tierra distinta de la de Ur en Sumeria, donde vivía como pastor seminómada. Es de suponer que esas tierras estaban ya saturadas con ganado de distintas especies, y que habiendo en la región residuos de nomadismo originario de la vecina Arabia, Abraham se fue a buscar nuevos pastos a Harán (Mesopotamia), más de un mil kilómetros al norte de la Ur de los caldeosHarán era parada de caravanas de camellos por aquello del comercio entre Asiria, Siria y Egipto.

Siendo Abraham recién llegado en tierra de asirios con un nuevo Dios, imagino que no lo querían un gran qué, por lo que un tiempo después tuvo que marchar hacia la tierra prometida, y así llegó a Siquem, en la actual Cisjordania, otro paso de caravanas. Pero ahí no había nada de interés para él. Era tierra desértica y no se podía cultivar, aunque Abraham no era agricultor, sino que pastor. Se trasladó por tanto al delta del Nilo en Egipto con los suyos y sus rebaños. Siendo él de una etnia distinta, con distintas costumbres, una lengua quizás incompresible y otro Dios, los egipcios lo enviaron de regreso un tiempo después por donde había llegado (en la Biblia se cuenta algo distinto y muy extraño, que el faraón lo desterró porque hizo pasar a su esposa Sara por su hermana, la que el faraón tomó para sí, lo que al parecer enfadó al faraón por aquello del adulterio, aún si involuntario. Más bien parece que el faraón se enojó porque Abraham le mintió).

Abraham le hizo caso a su mujer no sé dónde, para que tuviera descendencia con otra porque ella, Sara, era estéril, y tenía como asistente personal a una joven que seguramente era una bella trigueña, Agar. De ella descienden los árabes, antes que los judíos que son hijos de un milagro, porque Sara ovuló y tuvo descendencia con el viejito de Abraham. Yahvé, la deidad de este recuento, es por tanto el responsable originario de la interminable guerra entre los árabes (los anteriores) y los judíos (los posteriores).

Seguiré diciendo judíos aunque sé que no siempre fueron llamados así. Por ende, para los propósitos de este escrito, hebreros, israelíes e israelitas son todos judíos (sin ofender). Los judíos bíblicos provienen de la esclavitud en Egipto por aquello que los descendientes de Abraham y Sara se habían ido de nuevo a Egipto por la hambruna en la tierra prometida. En Egipto estuvieron algo así como cuatrocientos años. De ahí la épica de Moisés y los pecados de los judíos, por lo que fueron obligados al nomadismo por cuatro décadas en el desierto al sur de la tierra prometida, a la que solo entraron conquistando y desplazando a los semitas que la habitaban, es decir a los descendientes de Ismael, el hijo de Abraham y Agar.

Del norte de Canaán (reino de Israel) los asirios se llevaron a los judíos como esclavos y no regresaron. A los del sur (reino de Judá) se los llevaron los babilonios. Los judíos han sido más esclavos que libres en el transcurso de su historia, y los romanos destruyeron Jerusalén y el templo después del regreso de los judíos de Babilonia gracias a Ciro el Grande, el emperador persa que quería aliados en un territorio tapón entre Persia y Egipto. Los judíos entonces se dispersaron por el mundo a vivir en guetos (juderías), por aquello de la discriminación, en particular en Europa; y los alemanes nazis intentaron aniquilarlos a todos.  

Miles de años atrás, después de que Noé y los suyos encallaron con el arca en el monte Ararat en Turquía, pudieron haber solicitado la nacionalidad turca por desplazados, pero no había oficiales de inmigración. Todos estaban muertos ahogados por el diluvio universal. ¿Y qué fue lo primero que hizo Noé cuando bajó del arca según el relato? Plantar un viñedo para hacer vino y embriagarse. Talvez todos somo turcos de nacionalidad por aquello del jus soli.

Divertido todo esto, ¿no es así? Pero las muertes violentas no lo son. Después de la Primera Guerra Mundial Inglaterra y Francia se dividieron los despojos de un ya decadente Imperio turco otomano. Los ingleses (Imperio británico u hoy Reino Unido) se quedaron con la llamada Palestina entre otros territorios, y después de la Segunda Guerra Mundial, los europeos, y en particular el Reino Unido, se pusieron de acuerdo con los Estados Unidos para deshacerse de los judíos sobrevivientes de la persecución y del Holocausto, y les inventaron un Estado en Palestina por medio de la entonces incipiente Naciones Unidas (1947). Banqueros judíos habían financiado al Reino Unido en la Segunda Guerra a cambio de un Estado judío, de donde habían sido desalojados por los romanos en el año 70 d.C., es decir hacía mil ochocientos setenta y siete años. Ese es el verdadero origen de las guerras entre los descendentes de Abraham y Agar, y los de Abraham y Sara. Una estaca de potencias occidentales clavada en el corazón de los árabes musulmanes sunitas y de los persas musulmanes chiitas.

Que conste que condeno todo acto de terrorismo independientemente de donde provenga, en particular si es producto del fanatismo religioso. A Hamás y sus similares lo único que les interesa es destruir a los judíos para reapropiarse de toda la Palestina que conocemos, y por eso los provocan, pero además desean la muerte de todos los infieles, es decir los cristianos allá donde se encuentren, y por eso los infiltran en Europa y en los Estados Unidos, e incluso en algunos países de América Latina.

Soy simpatizante de la causa de la nación Palestina, la pacífica. De hecho, desde el jardín donde vivo veo ondear la bandera de la Embajada de Palestina. El Estado de Israel igual tiene derecho a existir, pero no a colonizar territorios de los tiempos de David y Salomón. Esa es historia antigua, o quizás solo un invento de otra nación que ha deseado su puesto bajo el sol. Toda guerra es un negocio para alguien y no va a parar. De la guerra rusa contra Ucrania ya no se habla.

P.S.: Cada lector puede hacer su propia investigación. Somos mayorcirtos, y sabemos sobre la verdad y la mentira.