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1 de junio de 2023

Raúl Torres Lazo


A la memoria de Raúl Torres Lazo

(Artículo con algunas clarificaciones del publicado en La Prensa de Nicaragua el 1/06/2023)




Raúl Torres Lazo falleció del 21 de mayo del presente año 2023 en Managua. Estaba ya entrado en su novena década de vida, la que vivió plenamente, y había decidido retirarse en su Nicaragua natal después de haber vivido décadas en Honduras.

Raúl era mi tío político por esposo de Vera McDonough Abaunza, hermana de Bertha Margaret (Margie) y de mi madre Mary Josephine, descendientes de inmigrantes irlandeses radicados en Brooklyn; y de Bertha Abaunza Salinas, de León, fallecida en Tegucigalpa tiempo atrás, atendida por su hija Vera y su esposo Raúl. Digo los anterior porque esta se trata de una historia familiar de inmigrantes y de exiliados.

Raúl, de Matagalpa, siendo sus hermanos sobrevivientes Thelma y Agustín, siendo muy joven ingresó a la Academia Militar en Managua cuando era prestigiosa a nivel regional, y no solo por la disciplina y el entrenamiento para los rigores de un combate, sino que por la enseñanza de conocimientos técnicos superiores para ser oficiales del ejército, que en ese tiempo se llamada Guardia Nacional. Hablo de los cadetes, los que eventualmente llegarían a ser altos mandos del ejército (Raúl se graduó con el grado de teniente). La era de Sandino ya había pasado.

Raúl se destacó en la academia por su inteligencia y su liderazgo, y fue enviado a perfeccionarse a la Escuela de las Américas en Panamá –de los Estados Unidos por supuesto–, la Academia de Comunicaciones Militares de México; y se especializó en comunicaciones de telefonía en la Alemania de la posguerra, algo novedoso en aquella época, pero jamás estuvo en una guerra ni participó en actividades de espionaje o represivas.

Raúl, siendo realmente liberal de pensamiento y avanzado en su modo de entender la política, se opuso a la reelección presidencial de Somoza García, lo que le mereció el exilio. O eso o la corte marcial y la prisión. Hoy los insustanciales llaman traidor a cualquier funcionario civil, policial o militar que se opone al continuismo de la pareja en Nicaragua.

Raúl Torres se radicó en Tegucigalpa con su esposa Vera a seguir vida por allá. Fue a mediados de los años 50 del siglo pasado y Somoza García ya había sido asesinado. ¿Qué hacer entonces en tierras extrañas? No tenían ni familia ni amistades. Pero Pedro Abreu, de quien se dirá más adelante, lo asistió inicialmente para tener una actividad económica. Por otro lado, por familia de Bertha Abaunza, la madre de Vera, Raúl se había relacionado en Managua con Felipe Mántica, descendiente de inmigrantes italianos (de la región de Liguria creo), casado con Margarita Abaunza Salinas, hermana de Bertha, mi abuela materna. Total, que los Mántica y los Abaunza nos reconocíamos como familia y la pasábamos bien. Sobre esto, seguir leyendo.  

Soledad, la otra hermana de Bertha, era casada con Carlos Pasos, el general liberal que también se le rebeló a Somoza García por su ambición de reelegirse por cualquier medio, y lo mandó a elevar cometas, saliendo al exilio a Costa Rica. Carlos Pasos fue un visionario liberal e industrial y se fue a San José con su esposa Soledad, mi tía abuela, conservando en buena parte su fortuna.

A San José llegó mi tía Margie siendo una jovencita (la hermana de Vera y de mi madre), a pasar una temporada con su tía Soledad en una hermosa casa cerca de la Pulpería la Luz, bajando una colina. Como Carlos y Soledad no tenían hijos, le pidieron a su mamá (Bertha) que Margie se quedara con ellos.  

Margie creció en San José y conoció a un emigrado cubano, Pedro Abreu, quien bailaba muy bien, tenía carisma y quería asentarse formalmente. Se casaron un tiempo después. Pedro era gerente de la Nestlé y después fue empresario independiente. Pedro y Margie procrearon a los primos Abreu McDonough, todos vivos aún. Tía Margie pasó a llamarse Margie Abreu (no confundirla con su hija Margie de los Ángeles) y la familia llegó a ser prominente en San José. Pedro falleció tiempo atrás no sin antes haber sido embajador de Costa Rica en Venezuela en tiempos de Carlos Andrés Pérez.

Por su parte Raúl Torres en Tegucigalpa, por aquellas relaciones de familia con los Mántica en Nicaragua, se aventuró a abrir supermercados La Colonia en Honduras, lo que era una novedad, como novedad fue que Felipe Mántica estableciera esos supermercados en Nicaragua, además de Casa Mántica. A Raúl le fue muy bien y estableció además una distribuidora comercial y una empresa inmobiliaria. Tan bien le fue en aquel país del exilio, y tan buena fue la acogida en Tegucigalpa, que fue nombrado empresario del año en 1995 o por ahí, y administró financieramente distintas campañas presidenciales. Imaginen ustedes, empresario del año y político prominente, un exiliado de Nicaragua que se opuso a la reelección de Somoza García en su país de origen. Raúl y Vera procrearon a los primos Torres McDonough, igual, todos vivos aún.

Para aquellos que no conocen la historia de Nicaragua, la Academia Militar fue creada bajo los auspicios de los Estados Unidos para que nosotros, los salvajes e indómitos nicaragüenses, tuviésemos un ejército nacional profesional y no de un partido político. El proyecto fue truncado por la dinastía Somoza, y hoy seguimos en el mismo pantano, pero con otra dinastía.

Ahora toca el turno a Mary Josephine McDonough Abaunza, mi madre, quien contrajo matrimonio con Alejandro Carrión Montoya en Managua, quien no requiere presentación (fue también opositor de los Somoza), y procrearon a los Carrión McDonough, siendo el mayor ya fallecido igual que mi padre. Mi madre tiene 94 años de edad y aquí está todavía. Raúl, Pedro y Alejandro fueron grandes amigos y hacían tertulia cuando se reunían en cualquiera de los tres países centroamericanos donde tenían base, que en un sinnúmero de ocasiones incluyó a mi abuela Bertha. Uno de esos lugares, mi favorito, fue la finca Cachi en Costa Rica, bajando de Cartago hacia el Valle de Orosi. ¡Qué gozada!, como dicen por allá.

Bueno tío Raúl, este es un pequeño homenaje a tu memoria de un sobrino que te conoció gracias a la vida y a mi querida tía Vera. Para allá vamos todos y espero que estés con Pedro, Alejandro y Bertha divirtiéndote con todo lo perpetrado en esta que fue tu vida terrenal.

P.S.: Rodolfo Abaunza (Rudy) fue el hermano menor de Bertha mi abuela materna. Era de los Abaunza liberales de León y fue el propietario y dirigió por muchos años el diario El Centroamericano. Esto lo agrego para los conocedores. 


21 de noviembre de 2021

Un juego de nombres

 

Un juego de nombres

(Publicado en el diario la Prensa de Nicaragua el 18 de noviembre del 2021)

 

“Hoy me visitaré a mí mismo, espero estar en casa”. (Karl Valentin, humorista).

No estoy claro de cómo es la historia de nuestros generales. Nos ha fascinado hacer la guerra por el poder desde la independencia y del colapso de la tutela del imperio mexicano, el apoyado por los conservadores de allá, derrotados por los liberales republicanos en 1823, por lo que desde entonces todo ha sido un juego de nombres. 

Esos conservadores del viejo orden ideológico y de sus intereses económicos apoyaron años después a los franceses para que en México se estableciera el imperio de Napoleón III.  Igual los republicanos los volvieron a derrotar. El viejo orden de exclusiones sociales, políticas y de privilegios económicos fue duro de erradicar para ser eventualmente sustituido por otro igualmente excluyente, que ha provocado emigraciones masivas hacia los Estados Unidos, el Gran Satán según los Ayatola.   

Paradójicamente los territorios semipoblados que los Estados Unidos le arrebataron a México a mediados del siglo XIX son más prósperos que los no anexados por el Gran Satán. Quienes se llevaron la peor parte sin embargo fueron los nativos prehispánicos, los diezmados y sometidos por el ejército de unos Estados Unidos en expansión frente a Inglaterra y Francia (la Doctrina Monroe). 

La guerra por el poder, la posición social y los bienes terrenales aquí lambien ha sido uno de nuestros pasatiempos predilectos, y en todas las guerras ha habido generales. En ciertos casos autonombrados o nombrados por sus pares para comandar a sus peones de hacienda o a otros reclutados por la fuerza. Así era la guerra en aquellos tiempos, pero apareció William Walker, el contratado por los liberales de León, y todos los generales se asustaron, conservadores y liberales, y tuvieron que pactar para evitar la anexión de Nicaragua (y Centro América) a la Confederación del sur de los Estados Unidos. He ahí el origen de los gobiernos oligárquicos granadinos. 

Walker fue un aventurero y mercenario inspirado por el Destino Manifiesto, graduado en medicina en Tennessee, leyes en New Orleans y fue periodista. Viajó por la Europa de entonces y aprendió el francés, pero no estudió secretariado ejecutivo y menos se conformó con un bachillerato. 

Hoy sabemos que los humanos somos derivados de homínidos de hace más de seis millones de años según el reciente descubrimiento de huellas fósiles en la isla de Creta, de antes de la separación de los continentes. La Tierra por otro lado, según los astrofísicos, tiene algo así como cuatro mil millones de años de estar en la Vía Láctea que gira por las fuerzas gravitacionales, desplazándose hacia los confines de una onda expansiva según los que saben. 

Las huellas de Acahualinca, las nuestras, tienen cinco mil años o por ahí. No mucho, pero sí lo suficiente para entender que la historia de la humanidad es la historia de la guerra, catástrofes naturales, deidades y religiones, de la técnica, el arte, la arquitectura, la literatura, la música, las tecnologías digitales, el internet de las cosas, la inteligencia artificial y la nano tecnología, entre no sé qué más que no vamos a ver porque estaremos en el mundo de los muertos. Aquí mientras tanto seguiremos bailando al son del folclore con coreografía rosada. Vaya futuro. 

El hombre moderno (nosotros) no tiene más de ciento cincuenta mil años de existencia y proviene de lo que hoy es África Oriental según descubrimientos arqueológicos. De ahí se expandieron a territorios interconectados de entonces y dominaron sobre los neandertales. En pocas palabras el todo está relacionado con las guerras de los generales de nuestra historia. Uno fue mi tío bisabuelo paterno José María Moncada, y otro mi tío bisabuelo materno Gustavo Abaunza, ambos liberales, quienes aparecieron sobre la faz de la tierra para dar de qué hablar. 

Mi abuela Bertha Abaunza Salinas, leonesa, una vez me contó que cuando jovencita le cargó los fusiles a su padre en una guerra casa por casa contra los granadinos. Después vinieron más generales, demasiados quizás, porque nuestros gobiernos civiles y civilistas han sido efímeros. 

En su juventud mi padre fue secretario del Partido Conversador, aunque con un pensamiento de avanzada. De hecho de niño conocí al general Emiliano Chamorro ya anciano.  Mi padre fue uno de esos perseguidos y encarcelados por opositor a la dictadura de Somoza García, y seguimos en lo mismo


General Anastasio Somoza García

El 7 de noviembre me quedé en casa, me visité a mí mismo y me encontré. Federico Fellini se quedó corto ese día. La realidad superó a la fantasía.  

 

21 de noviembre de 2019

¿Quién es el Pueblo?


¿Quién es el Pueblo?


(Artículo sobre Nicaragua publicado en el 24/11/2019 en el diario La Prensa)


Alejandro Carrión Montoya, mi padre, falleció de cáncer en 1993 antes de llegar a los 70 años de edad. En su juventud fue secretario del Partido Conservador de Nicaragua, el que se contrastaba con la dictadura de Somoza García, y que ya no existe como tal.

Fue educado por los Jesuitas en Granada donde hizo amistades que le duraron toda la vida. Viajó después al sur de los Estados Unidos a estudiar derecho, facultad a la que se accede después de una carrera previa de cuatro años.  

Los suyos fueron siete años consecutivos de estudios y de vida en Luisiana en la época de la segregación racial. Luisiana era y es el único Estado en los Estados Unidos que tiene un sistema jurídico con similitudes con el de Nicaragua. Fue agredido en una calle en Nueva Orleáns con Alejandro Argüello, su gran amigo y compañero de estudios, por hablar en español. No prejuzgó, más bien fue un aliciente, y llegó a ser Co-Director de la Revista de Derecho de la Universidad de Luisiana. El primer latino.

Ya dejada la política activa, el 22 de enero de 1967 siendo yo menor de edad, se escucharon en el barrio los disparos desde la Roosevelt. Mi padre dijo “están masacrando al pueblo” y salió a la calle con un .38 para ir a defenderlo. Mi madre y yo nos colgamos de él para que no fuese. No entendí quién era el pueblo, o si valía la pena morir por ese concepto, pero comprendí que se trataba de salir de una dictadura dinástica, y que mi padre no hacía distinciones de origen social.

Años después dos de mis hermanos decidieron oponerse por las armas a la dictadura de los Somoza y mi padre los apoyó. Yo estaba en el exterior estudiando, en Luisiana casualmente, si no, quizás habría muerto aquí porque también soy contestatario, por aquello de tener genes celtas por parte de madre.

Desafortunadamente hemos caído en lo mismo desde la épica revolución sandinista contra la dictadura de los Somoza. Se sustituyó una familia por otra, y he seguido sin comprender quién es el pueblo. Pensé un tiempo que era la población de un territorio que conforma una nación, porque así lo dicen los estudiosos. Después se me ocurrió que eran los oprimidos por un sistema de producción económica según un tal Marx, que históricamente no pegó una. Luego pensé que serían los electores que votan libremente sin fraude para escoger a sus autoridades en una sociedad libre.

Pero el pueblo, según los progenitores y los descendientes pequeño burgueses de la familia paranoica en el poder, son sus policías, paramilitares, anti motines, francotiradores, fuerzas de choque, juventudes nazi, políticos oportunistas, militares vendidos, magistrados corruptos, diputados y sindicalistas sin escrúpulos, e infiltrados y espías a la cubana. ¿Es ése el pueblo? 





27 de octubre de 2019

Para no Seguir en lo Mismo



Para no Seguir en lo Mismo


 (Artículo de opinión sobre Nicaragua)


Décadas atrás me fue dicho por dos personas muy queridas y respetadas,  que nosotros los nicaragüenses como sociedad somos incapaces de ponernos de acuerdo sobre lo que queremos, porque solo sabemos lo que no queremos; y que de las cuatro tablas aritméticas solo conocemos dos, restar y dividir. Uno fue el redactor de los estatutos del Partido Liberal Independiente (PLI) original en 1944, cuando políticos e intelectuales progresistas se opusieron al continuismo de Somoza García. No para sustituir una dictadura por otra, sino para llegar al entonces ansiado liberalismo cultural y democrático, a ese enigma de lo que pudimos haber sido.

El otro había redactado un manifiesto filosófico sobre su conservatismo y sobre su  también oposición al continuismo se Somoza García. Igual, no porque debía sustituirse una dictadura por otra, sino en función de la libertad individual, de pensamiento y de la alternabilidad genuina en el poder. Ambos avanzados en sus ideologías y profundamente democráticos. No por accidente fueron perseguidos y encarcelados en sus tiempos de políticos activos. Uno fue mi padre, el otro el padre de quien fuera mi esposa.


Mi padre

El liberalismo filosófico, me dijo uno, es humanista, progresista y libertario. Carlos Fonseca llegaba desde la clandestinidad a consultar en los tiempos de Somoza Debayle,  cuando Carlos ya estaba alineado con el socialismo de Marx y Engels, ideología que consideraba superior al liberalismo. Carlos Fonseca deseaba adecuar su programa político revolucionario a la realidad histórica nacional, hasta que, según algunas hipótesis, fue enviado a morir por incómodo.

De los afectos al idealismo dialéctico o a su némesis materialista no quedan muchos. El pensamiento evoluciona cuando proviene genuinamente de la sociedad. El socialismo de la URSS colapsó desde adentro por la insostenibilidad del régimen, y se liberaron muchas naciones. El FSLN igualmente colapsó, así como el chavismo en Venezuela. China continental devino en una potencia capitalista autoritaria sin saber qué hacer con un Hong Kong libre y combativo. Vietnamn igualmente se liberó de los dogmas maoístas después de sus exitosas guerras de independencia y unificación. Corea del Norte dinástica, militarista y aislada no importa un gran qué, ni con todo y su armamento; es un teatro del que se saca provecho. Cuba es un electrón suelto, admirada un tiempo sin conocerse la verdadera naturaleza de su régimen, justificado quizás por la entonces Guerra Fría, pero hoy capaz de cualquier conspiración para mantenerse en el poder.

Los levantamientos sociales son inevitables en sociedades de todo signo. Los motivos pueden ser diversos. La diferencia es que no se resuelven con masacres ni persecuciones, como aquí en Nicaragua, principalmente desde abril del 2018.

Quien diga que el partido Ciudadanos por la Libertad (CxL) es el vehículo electoral hacia el futuro del país no ha comprendido que es excluyente, o quizás sí, y puede ser un enviado. De esa manera seguiríamos restando y dividiendo. Que aglutinen los azules y blanco que han puesto los muertos en las calles, y que no son excluyentes. Tienen una visión clara de lo que sí queremos por más difícil que sea el camino, sandinistas desafectos incluidos. O nos quedaremos con Hermelinda y Aniceto forever 

 Nota:  una variante del artículo  fue publicado el 6/11/2019 en el diario La Prensa.