La vergüenza del mal
(Artículo
de opinión sobre Nicaragua publicado en La Prensa del 10/03/2021)
“Un
solo bien puede haber en el mal: la vergüenza de haberlo hecho.” (Séneca).
Esa
máxima aplicaría a quien tiene vergüenza, no a quien no la tiene. A esto han
llegado los del régimen, pretendiendo que no hay ciudadanos con entereza, pero como
los hay, son golpistas, porque aquí nada debe cambiar.
En la
década pasada de los 80, decirle contra o burgués a alguien era despectivo. Hoy
no porque ellos ya son burgueses. Han debido cambiar los epítetos para denigrar
al contrario.
Nicaragua
llegó tarde al liberalismo (burgués), al socialismo, a la democracia, tarde de
regreso a la dictadura; y estamos de nuevo tarde en la búsqueda de un futuro
que no logramos discernir. Nos seguimos matando como desde los tiempos de la
independencia, desde cuando los pudientes se hacían la guerra y eran los pobres
los que morían (parafraseando a Jean Paul Sartre).
Las descalificaciones
a quienes proponen soluciones para salir de la órbita del hoyo negro –la dictadura
bicéfala–, son una consecuencia de un ADN que no evoluciona. Los descalificados
se juegan la libertad y su integridad física, a no ser que sean infiltrados o
vendidos. Estos no arriesgan nada.
Las descalificaciones
son una tradición, quizás porque en nuestra infinita mediocridad no toleramos
que otro pueda destacar (con la salvedad de los deportes). Se llama envidia, por
la que se es capaz de hacer daño o de regocijarse por el daño causado al otro
que nos supera. Eso no debe perturbarnos. Son los mediocres los descalificadores.
Los de
la dictadura dicen que si no son ellos, no puede ser nadie más, como en el
machismo homicida: “si no sos mía no vas a ser de nadie más.” Es un asunto de
profunda estupidez cultural. Es la estupidez de los que aún piensan que el país
debe estar sometido a la voluntad omnímoda de una pareja de decrépitos, que no
le puede ofrecer nada a una sociedad de jóvenes libres, más que represión,
cárcel, exilio, atraso cultural y más pobreza.
Los del
régimen son los del todo vale para seguirse enriqueciendo, o cuando menos para
mantener sus riquezas evadiendo la justicia, contraria a la “justicia” de la
comisión de la Asamblea Nacional, que no decide ni decidirá nada por órdenes de
la pareja. El régimen es un dique de contención del progreso, hasta que lo
rompamos frente a la hipocresía de sus hijos de lujo.
Distribuyen
garrote a los contrarios, prebendas entre ellos mismos y prebenditas a otros, o
las quitan como castigo; y promueven el circo de hijos cantantes (mediocres),
pero sin pan, porque pan ya no tienen para ofrecer. Si los conscientes se
rebelan de nuevo masivamente y se les ocurre pasarle la cuenta a los del
capital viejo y nuevo, ¿quién los protegerá?
Esta es quizás la profecía del caos del generalísimo en retiro, para que se acepte la cohabitación con su hermanito y su consorte después de noviembre, pero "no hay noche, por larga que sea que no encuentre el día" (William Shakespeare). Y el día deberá llegar por ese 70 por ciento o más de ciuadadanos desafectos de la dictadura, a no ser que los del "partido de la casilla", que representan al viejo capital, regresen a los pactos de cúpula sustituyendo al PLC.
Al lobo
se le caen los dientes, y los del ejército lo abandonarán en su momento por
conveniencia. Pronto veremos si la loba será capaz de lincharnos a todos con
sus huestes para salvar a su prole, y si los nuevos estarán dispuestos a salvar
a los suyos a cualquier costo. Se les acabó el tiempo que ahora ruegan en
Siria, Rusia, Bielorrusia, Irán, Cuba y Venezuela en el Consejo de Derechos
Humanos de la ONU. Menuda manada.
Que los
del régimen se vayan donde los acepten, dejando atrás los bienes que no han
colocado en el exterior. Así experimentarán lo que le han procurado a los que
han debido huir (de ellos) para salvar sus vidas. Se les hará juicio por los crímenes
de lesa humanidad, y la condena será la de reparar a las víctimas y a los
familiares de los sobrevivientes con los bienes incautados. Así se evitará el
caos profético y la cohabitación con los asesinos. Si no, bienvenido sea el
caos, que después vendrá el orden. Está dicho en todos los textos de las
naciones.
Joven,
“no es que yo quiera darte pluma por pistola, pero el poeta eres tú.” (Miguel
Barnet).