Lo que dice el yo, el sujeto
(Publicado
originalmente en el diario digital de Nicaragua La Prensa)
Me dirijo a
usted, paciente lector, para seguir la saga de estos cuentos. Siendo sin
embargo compulsivo, debo abstenerme de hacer llamadas telefónicas a ciertas personas
porque me regañan. Es una lástima, pero menos mal que no soy paranoico, o al
menos así me han expresado los médicos consultados; y no se me ocurre abrir Las
puertas de la percepción, puesto que podrían cerrarse detrás de mi sin
opción al regreso.
Creo recordar,
por dónde vengo en la saga, que Kant el alemán del siglo XVIII, propuso su propio
concepto del conocimiento. Según él, ya desfasado por supuesto, no podemos
conocer la realidad en sí misma, sino solo cómo se nos aparece a través de
nuestras percepciones y categorías mentales (el fenómeno). Nuestra mente
estructura la experiencia sensorial mediante conceptos a priori como el espacio
y el tiempo, lo que significa que la realidad que conocemos es una construcción
de nuestro intelecto. Esta perspectiva, conocida como idealismo trascendental,
sugiere que aunque interactuamos con el mundo, siempre lo hacemos a través de
un filtro cognitivo. (No tengo idea de donde saqué esto).
Kant se refirió
después a la razón práctica, al comportamiento moral (la ética) como un
imperativo categórico, y pretendió universalizarlo. Claro que para él el mundo
era Prusia. No conoció más que eso sino por medio de la literatura. De ahí su
ignorancia de otras culturas lejanas. Ignoro si administraba otros idiomas como
el inglés imperialista o si solo el alto alemán, también imperialista, o si el latín,
el español, el portugués, el griego, el chino mandarín, el japonés o el ruso o
el árabe o el persa, otros idiomas imperialistas. Kant se refirió a lo que se
debe hacer (el deber ser), Carl Jung a lo que se quiere hacer. Tremenda
diferencia. Esto de Jung se lo debo a un amigo que me sugirió leerlo. Qué enredo.
Hegel, Marx y
Engels, por otro lado, se fueron por el absurdo de una cierta dialéctica, que
no significa necesariamente el avance del logos (la razón), o de una sociedad hacia
un estadio superior de las condiciones de vida, al contrario. Véase
hacia adentro, estimado lector, y hacia afuera, hacia la sociedad, y en
particular hacia la sociedad política para comprender. El materialismo
histórico ha sido y es solo bullshit. En palabras pocas, el materialismo
histórico no es cool como está ampliamente demostrado por la experiencia
de la humanidad. La revolución francesa sí fue producto de una muy intensa y
violenta lucha de clases, no de religiones; la rusa fue un golpe de Estado, y
la cubana y la nica una verdadera cloaca vistas de manera retrospectiva. ¿Entonces?
No más franceses arrogantes a la De Gaulle ni más megalómanos a la Fidel y sus sucedáneos.
A De Gaulle le salvaron el trasero los británicos y los Estados Unidos de
América frente a la Alemania nazi, y Fidel el cubano no quiso que le salvaran
el suyo frente su propia estupidez y megalomanía, que es lo mismo. Hoy Cuba, Nicaragua
y Venezuela pagan las consecuencias, y las cúpulas pretende seguir con sus
acciones desestabilizadoras en la región sin darse por enteradas. Ya no se les
cree nada, pretendiendo seguir imponiendo su propio absurdo.
Si Marx se fue
por la estatización de los medios de producción para incidir en las relaciones
sociales hacia la redención de la humanidad, ¿qué diferencia ha habido como
meta frente a las utopías religiosas? Ninguna. En el Antiguo Testamento se
habla de una salvación colectiva si los creyentes preservan las doctrinas
emanadas de los llamados profetas. Pero sabemos que esto no ha sido así, por lo
que en el Nuevo Testamento se habla de una redención individual, más asimilable
para los comunes mortales. En ciertos casos de la historia han aparecido falsos
profetas y falsos mesías socialistas, cristianos y solidarios (esquizofrénicos),
seguidos por los rastreros sin opción a su propia renovación y redención.
Si alguien desea contrastar estos te los cuento, bienvenido sea si es sincero, si no, adiós. Estas expresiones propias son el producto de la vida de un tal Jekyll y Hyde, que no es cualquier cosa. Y no, no es desdoblamiento de la personalidad, solo un vecino incómodo (Hyde). Es por esto que no se me ocurre abrir Las puertas de la percepción, de Huxley. No me interesaría en absoluto quedarme como Hyde el tiempo que me falta para irme de este mundo. A veces se es apolíneo y otras veces dionisíaco, pero ser esto último de manera permanente es desgastante para el ser.
Sócrates, el ateniense,
considerado históricamente una persona íntegra y contestataria frente al poder,
cuando se le propuso el destierro o la muerte, prefirió la muerte por
coherencia con sus principios de verdad, virtud y justicia, como ciertos obispos
del barrio que prefirieron la cárcel. Otros héroes han sido enviados al
destierro, contra su voluntad por supuesto, para algún día regresar a la tierra
prometida a los ancestros.
Hasta aquí llego
por ahora atribulado lector, para hacer la saga más interesante para quienes la
siguen. Dicen los que saben que Carl Jung se contrastó con Sigmund Freud, así
como Camus con Sartre y Gramsci con Marx. Ah, esperad para saber. Vamos a
divertirnos.
¿Recuerda usted,
señora, que en aquellos tiempos de juventud le propuse que creciéramos y nos
desarrolláramos juntos en igualdad de condiciones? ¿Y qué pasó? Responda ahora y
regrese a sus hijos, no los cambie por un viejito tonto que está más de allá
que de aquí.
P.S.: Espero que se entienda este cuento. Sé que la saga personal continúa, referida a un pequeño país de procedencia, en un contexto universal.